—Vale, chica venganza— ruedo los ojos con una sonrisa.
—Mejor que la venganza— dice en un tono más bajo y acercándose a mí.
—Better than revenge.
Sí, era una gran swiftie. No me arrepentía denada. La rubia era una madre para mí.
—Esa soy yo— susurra, muy cerca de mí—. También soy una rep girl.
Abro mucho los ojos y la miro. Ella se aleja y frunce el ceño, desconcertada.
—¿Eres swiftie?— la emoción no cabe dentro de mí.
Mis amigos más cercanos no eran nada fans y nunca había podido descargar mi emoción real con nadie. Así que que alguien fuese swiftie, era algo legendario.
Ella asiente con la cabeza y murmura que sí. Yo hago como que me desmayo y ella estalla en carcajadas.
—Si querías enamorarme, bastaba con decírmelo— bromeo.
Ella sigue riéndose y se agarra el estómago. Me fijo en sus labios sin darme cuenta.
Tiene los ojos cerrados y una amplia sonrisa. Me sonrojo ligeramente. Es muy bonita.
—Lo siento, solo quiero enamorar a Taylor— hace como que se seca las lágrimas de la risa antes de hablar. Tenía la respiración ligeramente acelerada.
—Entendible, las rubias son superiores.
Siempre me había atraído ese color de pelo. Tanto en hombres como en mujeres. Desde que era pequeña había pasado así. La gran mayoría de mis crushes de entonces eran rubios. Desde Rapunzel hasta Tom Felton.
Ella me dedica una sonrisa. Yo se la devuelvo y siento que el estómago me da un vuelco.
Después de estar toda la mañana hablando, me pongo de pie y le aviso de que debo irme.
Delilah me acompaña a la puerta. Cuando llegamos, nos quedamos una frente a la otra. Me quedo mirando sus ojos cafés, si saber qué decir.
—Puedes venir cuando quieras— dice ella, cortando el silencio.
—Está bien.
Nos quedamos unos segundos más quietas hasta que ella me sonríe. Yo le vuelvo a devolver la sonrisa y me doy la vuelta para marcharme. Una extraña sensación me recorre todo el cuerpo. Era agradable y calmante.
***
Me dirijo a la tienda de Joaquín. Necesito algún bikini urgentemente. No podía ser verdad que hubiera ido a un sitio con playa sin traer ni un solo traje de baño.
Eso te pasa por no saber ni a dónde quieres ir, querida.
Abro la puerta de la tienda y suena una campanita. Me acerco al mostrador a saludar a Joaquín antes de nada.
—¡Dánae!— exclama él cuando me ve.
—Hola, Joaquín. ¿Qué tal todo?— pregunto, apoyándome sobre el mostrador.
—Muy bien— me sacude el pelo amistosamente. Yo le sonrío— ¿Y tú?
—Me alegro. Bien también. Vengo a comprar algo para poder bañarme.
Él me explica en qué parte de la tienda están, así que me dirijo para allá. No puedo evitar fijarme en las banderas que hay en la pared.
Tanto la arcoiris como la bandera gay y la transexual están colgadas. Sonrío involuntariamente al verlas. De alguna extraña manera, me sentí bastante incluida.
Agarré un bikini simple color negro y otro rojo. Regresé al mostrador para pagar. Cuando Joaquín me dio ambas piezas de ropa en una bolsa, señalé las banderas.
—Son bonitas— comenté.
Él se quedó quieto un momento, para después dedicarme una ancha sonrisa.
—¿Las reconoces?
—Sí. No son difíciles de reconocer.
Él asiente con la cabeza y sube su mano sobre el mostrador. En la muñeca tiene una pulserita con la bandera LGBT.
—Me encanta esa pulsera— le digo, contagiándome de su sonrisa.
—¿Eres del colectivo?
Me siento bien al asentir con la cabeza. Normalmente siento pánico al decirlo o incluso me cierro por completo. Sin embargo, al saber que otra persona también pertenece, me siento más segura.
—¡Eso!— me choca los cinco.
Suelto una carcajada ante su emoción.
Él se ríe también y después suspira.
—Soy homosexual— comenta, de repente.
—Joaquín, no tenías que decírmelo si no querías— le miro sin saber qué más decir. No sabía reaccionar ante esas situaciones.
—Oh, no te preocupes— hace un gesto para restarle importancia—. Me gusta decirlo. Estoy orgulloso de ser gay.
—Me alegro— le respondo, sonriente.
—¿Qué te puedo decir? Me gustan las p...
—¡No hace falta que lo digas en voz alta!— le interrumpo.
Él estalla en carcajadas.
Yo siempre había sido algo tímida respecto a ese tema. Todo el tema sexual en general.
En una ataque de confianza, decido hablar:
—Soy pansexual.
Él sonríe y asiente con la cabeza. No digo nada más respecto a este tema, ya que no lo veo ni interesante ni necesario. En cambio, empezamos a chismear como señoras.
Después de hablar durante bastante rato, me despido de Joaquín y me dirijo al hotel en el que me hospedaba para cambiarme y bajar a la playa.
Nunca he sido muy fan de la arena de la playa, pero siempre he amado las olas.
Una vez llego, extiendo una toalla y me siento sobre esta para ponerme crema solar. Era bastante pálida y siempre me quemaba.
Escucho unos ladridos a distancia y levanto la mirada para ver al perro. Sonrío involuntariamente al ver a Pucca.
Ella gira la cabeza hacia mí y parece reconocerme, ya que se acerca.
—¡Buena chica!— le rasco tras las orejas— ¿Has venido con Delilah?
Ella saca la lengua y yo le acaricio. Subo la mirada para encontrarme con Delilah, que se acerca junto a otra persona.
Traducciones:
*Tu casa es muy bonita.
*Eres muy bonita.
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Message in a bottle
Romance'Cause you could be the one that I love I could be the one that you dream of Message in a bottle is all I can do Standin' here, hopin' it gets to you
Invisible string
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