Me estiro sobre la cama y suelto un quejido cuando escucho la alarma de mi móvil. La apago y me levanto para ir al baño.
Me lavo la cara y me miro al espejo mientras me cepillo los dientes.
Soy una chica de piel bastante pálida. Tengo los ojos de color miel y el pelo castaño claro y ondulado. Tengo nariz de boxeador, decorada con un septum. También están mis labios pequeños junto a un piercing en la lengua. Fue muy divertido volver a hablar bien cuando me lo hice. Costó bastante.
Me cepillo el pelo y me pongo un poco de rímel sobre las pestañas. Me debato entre hacerme un delineado o no, pero decido que mejor no. Tardaría mucho en hacerlo.
Me visto y bajo al comedor del hotel a por algo para picar mientras voy al banco. Me decanto por unas galletas que encuentro.
—Buenos días— saludo al chico del mostrador.
—Buenos días— repite.
Llego al banco y cambio todo mi dinero por pesos argentinos. Suspiro de alivio al ya tenerlo todo listo. Entonces, me dirijo hacia la casa de Delilah.
Observo las calles. Son bastante agradables, al menos a las ocho de la mañana. Cojo aire y lo suelto lentamente. Me siento muy feliz de estar alejada de todo lo que me atormenta al otro lado del mundo.
Llego a la puerta de la chica y llamo al timbre. Espero a que alguien salga.
Jugueteo con uno de mis muchos anillos. Soy incapaz de salir de casa sin, al menos, dos anillos.
Nadie sale y decido volver a llamar al timbre. Poco después, Delilah abre la puerta. Se frota los ojos.
Suelto una risita al verla. Está totalmente despeinada y va en pijama. Parece que se acaba de despertar.
—¿Qué haces aquí tan pronto?— bosteza.
—Te dije que vendría a primera hora de la mañana— le recuerdo.
Ella se hace a un lado y me mira adormilada.
—Puedes pasar— comenta, volviéndose a frotar los ojos.
La miro, sin saber exactamente qué hacer y ella insiste en que pase, así que le hago caso.
Me lleva hasta el salón de su casa. Está decorada con bastantes cosas. Es todo muy colorido y alegre.
Se apoya en el marco de la puerta de la sala y yo me giro para mirarla a los ojos.
—Me voy a cambiar de ropa y vengo— me avisa, con una sonrisa perezosa—. Siéntate, da una vuelta o haz lo que te apetezca. Ahora mismo vuelvo.
—Me parece perfecto— le devuelvo la sonrisa.
Ella se marcha hacia lo que supongo que será su habitación y yo aprovecho para cotillear las fotos que tiene distribuidas por el salón.
Estoy observando una en la que está ella de pequeña junto a un chico cuando entra en la habitación. Dejo la foto en su sitio y me giro para mirarla. Se había vestido y peinado el pelo corto.
Saco el dinero que ya tenía preparado de mi bolsillo y se lo extiendo. Ella, sin mirarlo, lo agarra.
—Va justo— digo, un tanto incómoda por su mirada fija en mí.
Carraspeo y Delilah aparta la mirada. Nos quedamos unos segundos en silencio, así que no puedo resistirme y la observo. Ella imita mis movimientos y nuestras miradas se conectan.
Siento un cosquilleo en la parte baja del estómago mientras que las mejillas de me tiñen de un color rosado.
—Gracias— murmura ella.
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Message in a bottle
Romance'Cause you could be the one that I love I could be the one that you dream of Message in a bottle is all I can do Standin' here, hopin' it gets to you
