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"Mentiras Dulces... "

La canasta cayó de mis manos impactando en el piso, mi rostro se palideció y mis lágrimas se acumularon.

Frente a mi estaba la peor escena que jamás pude imaginar, la mujer con la que había iniciado una vida estaba en el centro de atención y en su cuello la ataba una fuerte soga. Quería llorar y liberar el impacto de tal horror pero nada salió de mi, quizás pude haber previsto algo como esto pero me negué a aceptarlo.

Mis piernas me obligaron acercarme y mi garganta seca gritó, gritó con tanta fuerza que todas las personas hambrientas de justicia me observaron, en otro momento pude haberme sentido intimidada pero mi propio juicio me lo impedía ahora.

"¡Sueltenla! ¡Por favor!" Imploré con todas mis fuerzas, abalanzando mi cuerpo sobre el inmóvil cuerpo de... Sarah. Solo podía aferrarme y cerrar mis ojos deseando que todo fuera una pesadilla.

Las risas del inquisidor resonaron alrededor de mi mente, sentí dolor y rabia en contra de todas aquellas personas que se atrevían a juzgar a tres mujeres de brujería sin ninguna clase de prueba.

Mis puños se cerraron y no pensé dos veces en ir contra aquel hombre que las había juzgado, mis manos repetidas veces golpearon su rostro con fuerza, se veía indignado y trataba de defenderse pero la adrenalina recorriendo cada particula de mi ser aumentaba mi fuerza llegando a casi dejarlo inconsciente a no ser que sus secuaces llegaron a su rescate.

Mi cuerpo fue aprisionado en los brazos de un par de hombres que intentaban detener mi brusco intento de golpear.

"¡Sueltenme! ¡Debo matarlo!" mis gritos enloquecedores asustaron a las personas, podía notarlo en las mirada que recibía, los niños se escondían detrás de sus padres.

"¡Es una bruja! ¡Es como ellas!" Sentenció mi final el inquisidor, mis brazos cedieron y mi cuerpo débil se recargó en los hombres que me tenían aprisionada.

"¡N-No lo es!... Ella es mi hermana, una bruja no puede compartir sangre con un hombre... " La voz de un hombre entre la multitud llamó la atención de todos. "¡Llevemosla a la balanza!"

Los espectadores jadearon asustados sobre todo aquellas mujeres que habían vivido el terror de estar sobre la balanza anteriormente.

Mi cuerpo fue llevado hasta el objeto gigante al que toda mujer le temía, de un lado estaba mi cuerpo y del otro habían simples objetos con la capacidad de llevarme a mi muerte, mi respiración era lenta y mis ojos ahora secos miraban a un solo hombre con total odio.

Los segundos pasaron lentos, las personas observaron mi destino dependiendo de un hilo, los ojos entristecidos de un hombre y su hija me atravesaban provocandome ardor.

La espera nos consumía...

Y solo había un final para mi...

La muerte era mi final.

...

- ¡Katherine! Ya nos vamos - La risa masculina de un hombre provocando mi enojo lo hizo callar. Mi corazón latiendo con prisa junto a mi respiración acelerada advirtieron ese enojo.

- ¡Que te pasa! Ten más cuidado cuando gritas - Tomé una pequeña manta desgastada y la lancé contra su rostro. - ¿Llevaras a Jojo? - Agregué algo somnolienta, sin recordar cuanto había dormido antes del brusco despertar.

- Si, la llevaré a comprar un poco de fruta - Río levemente y cuando menos lo esperé la manta fue regresada. - ¡Jojo, andando! - El grito entre risas de mi hermano alejándose me aseguraron su huida.

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⏰ Ostatnio Aktualizowane: Aug 15, 2023 ⏰

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Mi Bella MortalOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz