Capítulo 6-...hasta un año después

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En aquel instante de su corta vida, Cassandra se hallaba inmersa entre dos dilemas entrelazados, aparte de la cuestión central de hallar un esposo adecuado antes de culminar su segunda temporada, por supuesto. El primero, un cúmulo de emociones la llevaba a debatir si debía aborrecer o envidiar a su madre. El segundo, una tormenta similar de sentimientos la dejaba indecisa entre compadecer a su padre o censurarlo.

Estaba experimentando, sin quererlo, un fuerte desprecio hacia su madre por haberla abandonado, por haberla dejado desprovista de guía y resguardo en esa nueva etapa de su vida, donde hallar un esposo constituía una prioridad crucial. Sin embargo, también sentía una punzada de envidia hacia ella por haber reunido el coraje suficiente de liberarse de esa prisión que era vivir con el Marqués de Bristol. 

El otro dilema era que le embargaba la lástima hacia su padre, que parecía ajeno a la angustiosa coyuntura que compartían. Pero también lo culpaba, pues su intransigencia y falta de sensibilidad parecían ser los motivos principales detrás de la partida de su madre.

Nadie fuera de la familia estaba al corriente de que Johanna había escapado con el capataz de la finca de Bristol. La versión que su padre divulgaba con celeridad era que su esposa había emprendido un viaje al continente. A España, para ser exactos, a visitar unos familiares distantes que enfrentaban una extraña y duradera enfermedad. Por supuesto, las lenguas más afiliadas ya habían empezado un recorrido muy sutil de rumores mucho menos favorecedores y más cercanos a la verdad de lo que el Marqués de Bristol pretendía dar a entender. 

Johanna Colligan no era la primera mujer en abandonar a un esposo arcaico y considerablemente mayor, y seguramente tampoco sería la última.

Regresar a Londres con esos sutiles rumores susurrando a sus espaldas y con una vigilancia mucho más estricta que la de su madre, equivalía para Cassandra a una existencia prácticamente apagada. Desearía que nada de eso hubiera acontecido, que su madre continuara a su lado. Sin embargo, la realidad divergía mucho de sus deseos y tenía un margen limitado para alterarla. En ocasiones, incluso anhelaba hallar un esposo. En ciertos momentos, pensaba que al casarse podría al menos escapar de la influencia de su padre. No obstante, sabía que estar a merced de un hombre desconocido tal vez fuera incluso peor.

Ese era el destino para las mujeres inglesas nacidas en el seno de las familias nobles: trasladarse de la tutela paterna a la esfera conyugal. No obstante, la madre de Cassandra había entreabierto una ventana hacia un destino distinto. Un camino que, por ahora, le resultaba desagradable a Cassandra. Pero quién sabía, quizás en el porvenir... lo contemplaría de manera diferente.

―¿Es verdaderamente esta dama tan educada, serena y distinguida mi sobrina? ―inquirió su tía, más a modo de reflexión que de pregunta, ya que no esperó una respuesta por parte de Cassandra―

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―¿Es verdaderamente esta dama tan educada, serena y distinguida mi sobrina? ―inquirió su tía, más a modo de reflexión que de pregunta, ya que no esperó una respuesta por parte de Cassandra―. Ha sido una sorpresa que mi hermano acuda a mí para que sea tu acompañante. Supuse que Johanna lo tendría todo bajo control, pero claro... no me sorprende que eso no haya sido así al final.

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