-Carre, dile que se calle—dijo Spreen sin despegar la vista de su celular-Sus muecas extrañas no me van a convencer, se ve muy feo.
-Esta vez estoy de su lado, salgamos, hace un buen clima y hay una película animada muy buena en el cine-se recostó a un lado de Robleis que estaba tendido en la cama de Spreen-Además, ¿cómo puedes decirle feo? Solo míralo, hasta a mi me convence.
-¿En serio, Carre?-rodó los ojos-No puedes caer ante esas muecas, se ve raro-los miró con seriedad, notando las caras de súplica de sus amigos, haciéndolo ceder. Suspiró-Entonces, ¿película animada?-soltó no muy convencido.
-¡Si! ¡Vamos, vamos, vamos!-saltó Robleis— Y antes de que digas una estupidez sobre ser maduros, no me importa, mi abuela aún mira series animadas ¡y le gustan mucho!
Spreen rodó los ojos de nuevo y guardó su celular, era seguro que Carre no lo ayudaría así que debía unirse al plan.
-Bien, vamos suspiró derrotado— Era eso o quedarse toda la tarde escuchando las quejas de sus amigos.
Robleis corrió escaleras abajo con emoción siendo seguido por carre, spreen los miró y sonrió, sus mejores amigos lo hacían feliz aunque no lo demostrara, la única razón por las que seguían juntos era porque estaban acostumbrados a sus formas de ser, los tres siendo diferentes de muchas formas, llegando a complementarse.
-Ya tengo las entradas, así que ahora iré por la comida, hoy vengo muy hambriento-dijo Robleis sobando su estómago.
-Iré contigo solo para cerciorarme de que no comas dulces, estás muy hiperactivo hoy-dijo Carre, siguiendo al más alto-¿Te quedas aquí o entrarás ya a la sala?-le preguntó a spreen que estaba un poco distraído.
-Iré en seguida-dijo sin despegar la vista del alboroto que se había generado afuera del cine.
Carre se encogió de hombros y se alejó con Robleis que ya iba de camino a comprar los snacks.
Spreen salió y se encontró con algo que lo había molestado mucho, haciéndolo enojar de manera instantánea.
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Juan balanceaba sus pies que no terminaban de alcanzar el suelo en medio del aburrimiento, sentado en una banca a las afueras del cine mientras esperaba a sus amigos que habían ido por algo más de comer; Rubius había planeado meter comida escondidas para no gastar mucho dinero, Juan no quería ir ni ser participe, así que se quedó a esperarlos a las afueras del cine.
Un momento después, escuchó la ruidosa voz de robleis a lo lejos, haciéndolo levantar la cabeza; vio a los tres chicos entrar al cine y sonrió, tal vez podría hablar con ellos después, pero su campo de visión fue interrumpida por alguien más que se paró frente a él, lo miró y rápidamente lo reconoció.
Estaba en problemas.
-Hola, pobretón.
-¿Qué quieres?-bajó la vista hacia sus pies, totalmente avergonzado. -¿Qué haces aquí? ¿Estás pidiendo dinero?