- El trabajo no tiene nada que ver con lo personal Jaime, yo no lo estoy despidiendo de mi empresa. Puede seguir trabajando como siempre lo ha hecho.

Aquel hecho hizo que el pecho de Alicia brincara de la emoción, Alejandro era todo un hombre de palabra.

- ¡Claro! quiere verme la cara de idiota, desea que me quede trabajando para poder escabullirse e ir a ver a mi hija quién sabe a dónde. Por eso se ha desaparecido el día de su fiesta, cuando supo que ella quiso salir con un chico de su edad se enojó, y es porque sabe que es lo mejor para ella, alguien joven, y no alguien que le doble la maldita edad.

- Ella tiene que decidir -vocifera el CEO apretando la mandíbula.

- Ahora encaja muchas cosas, desde un principio ha estado detrás de ella. ¿Por qué me devolvió el empleo? ¿Por mi hija?, ¿por acostarse con ella? ¡Ah! maldito infeliz, es un bastardo que no tiene honor.

Jaime frota su rosto y cabello con impaciencia, descargaba su furia con Alejandro, aún seguía sin creer que ese bastardo sin dignidad hubiera podido meterse con su hija, que la envolviera de esa manera tan ruin.

- Abusó de su inocencia, quien sabe qué mierda le dijo para convencerla. Mi hija es una chica buena, como se le ocurrió involucrarla, ella no es como esas mujerzuelas con las que suele salir. ¿Ahora qué hará? ¿Desechar a mi hija luego que se cansó de usarla?

- ¡BASTA PAPÁ!

El grito de Alicia hace que su padre se dé la vuelta para verla medio sentada en la cama... y ella lo ve con los ojos llorosos.

- Deja de decir todo eso, por favor, detente

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- Deja de decir todo eso, por favor, detente.

- Alicia, por favor... - la voz de Alejandro sonó en susurro.

- Papá, yo me he enamorado de Alejandro.

Aquella confesión hizo que el CEO ensanchara la mirada y se paralizara.

Se le queda mirando a Alicia totalmente sorprendido.

Ella lo ve y medio sonríe, lo que causa un fuerte estremecimiento en su corazón.

- Lo siento papá, lamento decepcionarte de esta manera, pero yo me enamoré de Alejandro. No pude evitarlo, y luche contra este sentimiento, pero fue más fuerte que yo. ¡Yo lo amo!

Confiesa mirando únicamente al CEO con sus ojos llenos de lágrimas. No le importaba si él no le correspondía a sus sentimientos, pero deseaba que tanto su padre como él supieran lo que ella albergaba en su corazón.

La obsesión del CEOWhere stories live. Discover now