29.- Fin del trato

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Alicia encierra el cuello de Alejandro y da un pequeño salto que él capta de inmediato y termina por tomarla por la curva de sus nalgas. El pelinegro emprende el camino hasta la habitación de ella y en segundos Ilegan hasta la cama donde se tumban con violencia.

- Alicia, yo no puedo permitir que seas de ese idiota... ni de él, ni de ningún otro hombre, ¡TÚ ERES MÍA!

Alejandro suelta las palabras con desespero mientras la despoja del vestido con urgencia. Al liberar sus tetas de la prenda se mete una en la boca con tanta intensidad que la hace gemir con fuerza, su cuerpo se arqueó por instinto y todos los vellos de su piel se erizaron.

El CEO sabía que esa reacción ningún otro hombre se la haría sentir, solo él tenía ese poder sobre su cuerpo.

Conduce una de sus manos libres por el costado de su cuerpo hasta llegar a la altura de la liga de sus pantaletas, mete la mano por debajo de la prenda y termina por acariciar los labios humedecidos de su coño.

Sin perder el tiempo hace a un lado sus labios e introduce unos de sus dedos en su centro hasta llegar al fondo de esa vagina.

- ¡Ahhhh! -Alicia gime con fuerza al sentir que su coño es invadido sin nada de sutileza-¡Alejandro! -jadea su nombre con pasión y lujuria.

Él sigue penetrando su coño con su mano mientras besa sus labios de manera feroz y apasionada, su lengua jugaba un papel importante en la boca de Alicia. Ella jadeaba sin parar, lo que lo quemaba por dentro.

Se separa lo suficiente de Alicia para bajar su pantalón y quedar desnudo de cadera hacia abajo, luego levanta la falda de la rubia para hacer a un lado sus pantaletas. Abre un poco más sus piernas y se cuela entre ellas con su verga erecta.

Inclina su cuerpo ansioso hacia la vagina de Alicia y en una única embestida penetra su coño con frenesí.

- ¡Ah! ¡Alejandro! -clama con fuerza mientras se aferra a sus brazos.

Ella mantenía los ojos cerrados al mismo tiempo que Alejandro entraba y salía de su coño como un animal.

Empujaba su pelvis contra la suya con mucho ímpetu, y eso la estaba volviendo loca.

Alicia mordía sus labios para reprimir las ganas que tenía de gritar, pero ese hombre sobre ella no se lo ponía nada fácil, le penetraba tan rico que ya no lograba aguantarse. Alejandro la enloquecía, estaba completamente enamorada de él, no deseaba estar con nadie más que él.

- Alejandroooo -grita con todas sus fuerzas, abre sus muslos lo más que puede sintiendo las manos del pelinegro aferrarse a sus caderas.

Unos segundos después, la rubia siente una especie de presión en el interior de su coño que la lleva a morder sus labios, la experiencia de sentirlo correrse dentro de su cuerpo era tan maravillosa y placentera que su boca se hacía agua.

Su corazón no dejaba de palpitar, cada que vez que estaba con Alejandro era como una aventura. No se aburría, cogieran como lo hicieran siempre era placentero y satisfactorio para ella.

Pero solo era sexo para Alejandro, mientras que para ella era otra cosa muy diferente. Eso la hizo abrir los ojos y pensar en todo sus problemas una vez más. Luego observa al pelinegro quien también la estaba observando.

La obsesión del CEOWhere stories live. Discover now