- ¿Qué cree que está haciendo?

- Me cobro la deuda, ¿Qué más? - tumba su cuerpo sobre el de ella dejando todo su peso a cuestas.

- Pero no así...

- Es lo que has dicho, ¿no es así?

Alejandro toma su pene llevando la punta hasta la entrada del coño de Alicia, la penetra en una sola embestida arrancándole un fuerte gemido a la rubia.

- Nooo... ¿Qué hace? -le dice ella golpeando su hombro.

- Follando contigo -responde muy molesto.

- Quítese de encima.

- No lo haré.

Sangenis empezó a mover su cadera contra la de ella de forma dura, sujetó el muslo de Alicia elevándolo un poco hacia arriba, lo mantiene allí para seguir entrando y saliendo de su coño.

Ella seguía golpeándolo y tratando de quitárselo de encima, pero todo su peso estaba sobre ella.

- Quítate, me estás obligando a hacerlo.

- ¿De verdad? -la cuestiona.

Mueve en círculos su pene dentro de ella y es cuando la rubia aprieta sus brazos clavando sus uñas en su carne, luego la ve morder sus labios mientras que lo mira.

- ¿Te obligo? Dime Alicia, ¿te estoy obligando a coger conmigo? -finaliza la pregunta penetrando con un poco más de fuerza su coño.

- ¡Ahhh! -suelta ella sin poder evitar las fuertes embestidas a su vagina.

- Yo lo que creo es que te gusta cómo te follo, ¿ah? ¿Es así? -gime contra la boca abierta de ella.

Mete su lengua en el interior de esa boca saboreando esa dulce lengua, Alicia a pesar de estar molesta le responde al beso y sucumbe al sexo.

Encierra su cuello con los brazos mientras que él deja el peso de su cuerpo a su brazo libre. Sigue sujetándola del muslo y metiéndole la verga hasta lo más profundo, la rubia comenzó a jadear con fuerza y fue cuando él la liberó de sus labios.

Alicia al ver que empezó a jadear en voz alta, cubre su boca, pero él le retira la mano y la mira con mirada ceñida.

- Esa muier escuchará-dice la rubia entre jadeos.

- Me importa una mierda ella...

La rubia cierra los ojos e inclina un poco la cabeza hacia atrás, Alejandro la embiste una y otra vez, saliendo de su coño y entrando con rudeza. Los sonidos morbosos que creaba esa unión lo hacía buscar la boca de Alicia para besarla.

La sujeta del mentón para besarla, sus cuerpos estaban muy juntos, él libera sus labios y con el pulgar mantiene su boca abierta. Roza sus labios con el dedo y sigue penetrándola con hostilidad.

- Alicia, tu coño me enloquece. Mierda, estoy obsesionado contigo.

- ¡Ah! ¡Ah! sí, sí...

La obsesión del CEOWhere stories live. Discover now