- Sí, esa persona pagó la deuda y por ende se convirtió en el dueño de la casa -ella ve la tristeza refleiada en el rostro de su padre y sintió que su corazón se rompía.
El trato que había hecho con Alejandro Sangenis había sido la peor decisión de su vida, ese hombre le jugó sucio. Puso a su nombre su casa y encima de eso reclamaba su virginidad como si le perteneciese.
- ¿Nos tenemos que ir?
- Eso es lo más extraño de todo, ha dicho que podemos quedarnos en la casa. Pero que no vuelva a pedir más préstamos, el gerente del banco me ha informado que él no tiene problema con que sigamos viviendo en la casa.
La rubia pestañea rápidamente.
- ¿Dijo eso? -pregunta estupefacta.
- ¡Así es! No nos está echando, ¿será que lo conozco? -en ese momento el coño de Alicia se alteró, ahora entendía ese maldito hormigueo que sentía, se excitaba cuando se trataba de él.
- Entonces, ¿Qué debemos hacer?
Jaime observa a su hija.
- No tenemos muchas opciones, nos tenemos que quedar. Pero iré al banco para exigir saber de quién se trata esa persona, es necesario que conversemos sobre lo que ha hecho y sobre todo el motivo. Nadie paga una hipoteca tan grande como esa por nada.
El corazón de Alicia empezó a latir con fuerza, si su padre lo descubría, todo lo que estaba haciendo el señor Sangenis se iría al caño. Y encima de eso, cuando su padre se entere que ella se estaba vendiendo, las cosas se pondrían muy feas.
- Papá, no creo que eso sea necesario.
- Lo es, y es lo que haré -besa su frente con ternura -. Estoy muy cansado, me iré a la cama de una vez, hija.
Ella lo ve alejarse para meterse en su cuarto mientras que se queda en la entrada pensando que puede hacer para evitar esa catastrófica escena.
- ¿En qué lío me he metido?
Luego recuerda que tiene un móvil con el número de Alejandro, la rubia corre hasta su recámara y se encierra en la misma. Busca con desespero el aparato y busca en el directorio su número, y resulta ser que era el único número registrado.
- ¡Tengo que hablar con él! -y marca para llamar.
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Alejandro no le atendió la llamada sino hasta el quinto repique cuando ella decidió cortar la llamada... y segundos después, el CEO le devuelve la llamada, la joven da un respingo al ver su número titilar.