Me sentía demasiado observada. Cada persona que llegaba me miraba como si fuera de otro planeta.

-Tienes unos hermosos ojos. Parecen un hermoso cielo.

-¡Oh! Gracias.

¿Esta chica le gustaban las mujeres? No había dejado de mirarme desde que llego. Bueno quizás era de esas mujeres que les encanta elogiar a su mismo sexo, eso es bueno. Uno debe tener la suficiente madures para aceptar lo hermosa que es otra mujer.

En el pasillo se escucharon voces. Vi cómo se removió algo incomoda, cada vez que las voces se acercaban más. de repente...

-Pero que tenemos aquí...

Un chico blanco como la nieve, alto, puedo decir que media unos 1.90 cm, cabello negro, como si la noche le hubiera prestado la oscuridad, sus ojos eran realmente hermosos, grises como la niebla, con un dejo de azul en ellos. Esto tenía que ser el cielo - ¿Había muerto y no me di cuenta? - ¿Te puedes calmar? Puedes ser su hermana mayor.

-¿Por qué dejaron escapar a las reinas?

Su voz me saco de aquellos locos pensamientos. Hasta que me percaté de que me estaba hablando a mí. Sus ojos me miraban de una manera curiosa y coqueta.

-¿De qué palacio te escapaste? ¿Estoy en el cielo ya?

-¡Cállate! Hades... tienes que renovar ese maldito repertorio para ligar que asco.

La morena a mi lado puso los ojos en blanco, al ver al chico de pie delante de nosotros.

-No seas mentiroso. No parece una reina.

Dijo otro chico. Un moreno, de la misma estatura que el mocoso que me estaba devorando con la mirada, tiene los ojos color ámbar, muy lindos, por cierto. Yo los miré y blanqueé los ojos. Eran unos mocosos intentando ser coquetos.

-¿Entonces que es?

Pregunto el tal Hades con un dejo de diversión. Yo lo miré sin quitarle la vista, si pensaba que me iba a intimidar, estaba equivocado.

-Es una diosa o quizás una ninfa de esas que te hechizan – Ambos comenzaron acercase – Mira esos hermosos cielos que tiene por ojos, esos bellos labios, es blanca, parece una muñeca ¿Eres soltera? ¿Tienes novio? ¿Algún amante? No soy celoso.

-Si alguno de esos espacios está libre, me ofrezco como voluntario para ocuparlo. Puede ser tu tributo. Aunque yo si soy celoso.

-Yo tambien me ofrezco como tributo.

Dijo el moreno con una gran sonrisa. Blanqueé mis ojos – Que fastidio, esto iba a ser más difícil de lo que pensé – Ellos seguían esperando alguna respuesta mía.

-¿Diosa no hablas? ¿Eres muda?

Me dijo el mocoso de ojos grises. Tomé aire, di un suspiro. Y lo ignoré olímpicamente. No tenía caso, solo era un bebé, un niño calenturiento con ínfulas de casanova.

-Déjala en paz. La incomodas.

Dijo la morena y le agradecí. Queria que se fueran para la puta mierda y que no volvieran. Podría comprarles el pase y de paso que me saludaran a los que ya había mandado para allá.

-Deja que ella me lo diga.

El mocoso se sentó a mi lado y su amigo el moreno frente de mí. Ambos me miraban con fascinación. Como si no fuera de este mundo, como si realmente fuera una diosa que los hubiera embrujado. Me moví algo incomoda, cuando sentí la cercanía del mocoso. El calor de su cuerpo, hizo que un corrientazo se esparciera por todo mi cuerpo - ¿Te puedes calmar? Gracias – Me dijo mi cabeza.

Mi locura es HadesWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu