Capítulo I: Los quince

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Las grandes familias de la manada del sur de Tailandia se reunían de vez en cuando en grandes eventos sociales, dado que así era más fácil y seguro el que los jóvenes en edad de emparejarse lo hicieran con alguien de su mismo estatus.

Ahí a la edad de quince años fue cuando se encontraron por primera vez. Nattawat, vio a aquel omega tierno y tímido, con unos lentes redondos y frenillos en un delgado cuerpo desgarbado, no era la primera vez que lo veía, eso era seguro, pero esta vez algo en el despertó su curiosidad, o solo sería el que no estaba con su parche inhibidor, así como ningún otro joven en aquel lugar lo hacía. No sabía porque o como, pero sus pasos lo llevaron a aquel chico. El cabello sobre su frente lo hacía ver aún más adorable. Pero Nattawat solo llegó a unos pocos pasos de él, siendo detenido por alguien igual al omega, pero con una postura recta, sin lentes ni frenillos y un aura poderosa, que lo congeló en su lugar por unos segundos.

—Mi hermano no está a tu alcance — dijo en tono frio, tanto que su profunda voz le provoco un pequeño escalofrió. Nattawat no dijo nada, dio una última mirada al chico desgarbado tras la copia de él, que lo había detenido, dio una última mirada, directo a los ojos de este alto chico y se dio la vuelta para irse.

Gemini Norawit se sorprendió por unos segundos, volviendo a su semblante habitual, nadie, jamás nunca lo había mirado directo a los ojos, además de su gemelo Phuwin, nadie más.

¿Como había sobrevivido a aquello, aquel alfa?, olio la intención del más bajo cuando se acercó a su hermano, por eso lo detuvo, su instinto protector estaba a un nivel mucho más elevado que cualquiera, y aunque recién tenía quince años, podía controlarse sin problemas, cosa que su gemelo no. Por eso cuando lo vio alterarse al sentir que aquel alfa se acercaba, no pudo evitar saltar de su asiento para interponerse entre ellos dos.

—Fourth, ¿estas bien? — pregunto su madre, cuando llegó a su mesa, donde la familia Jirochtikul estaba

—Nada, solo quería conocer al omega de lente, pero su hermano no me dejo ni saludarlo

—Sabes que es un Enigma, ¿cierto?

—¿No es un alfa? — miro nuevamente a la mesa donde los hermanos mellizos Titicharoenrak estaban, tratando de descifrar alguna cosa, pero además de lo iguales y diferentes al mismo tiempo que parecían ambos, no podía descubrir nada mas

—Eres el primero que se acerca a esa mesa — le comentó su hermana menor, mirándola divertida — ¿Te gustan los nerds?

—No tanto como a ti — saco la lengua Fourth a su hermana menor por solo un año

—Te odio — miro hacia otro lado, con rostro enfurruñado

—Me amas, no mientas, nong

—Compórtense — llamó la atención su madre. Nada más salió de la boca de los hermanos Jirochtikul. Pero Fourth no pudo quitar la vista de aquella mesa en toda la noche.

Gemini sabía que, aunque Phuwin era un omega, no por eso era débil, aun qué su aspecto no funcionaba a mostrarlo, pero él conocía de sobra que Phuwin era realmente un omega fuerte, era el único capaz de mirarlo directamente a los ojos sin derrumbarse. Por eso el que aquel pequeño alfa, dos centímetros más bajo lo hiciera, lo descoloco por una fracción de segundos.

Muchos eventos sociales como este sucedieron, y muchas veces más se encontró Gemini con Fourth, pero este nunca más se acercó a su hermano ni dijo nada, además de cruzar miradas, en las que el más bajo jamás desvió ni sintió amenaza. Siendo incluso algunas veces Gemini quien dejara de observarlo.

Gemini siempre fue el mejor en todo, nada es imposible para un Enigma, lo que él quiera hacer lo hará a la perfección. Y aunque aún periodo escolar no terminaba las muchas premiaciones, medallas y diplomas decoraban su habitación. Sus padres orgullosos por ser los progenitores de un Enigma, no dudaban de él ni de sus capacidades nunca, dedicando su atención en el gemelo que si lo necesitaba. Al crecer con un Enigma, Phuwin era mucho más fuerte e inteligente que cualquier otro omega. Nunca sería capaz de ganarle a su hermano en nada, pero esa nunca fue su intención, el que fuera mejor que cualquier otro omega ya lo posicionaba en un buen lugar. Era de carácter decidido y juguetón, algo que no lo hacía ser el omega ideal para cualquiera, pero a él no le importaba ya que su intención no era emparejarse con nadie. Quería estudiar y ser un gran dentista, era su sueño el tener su propia clínica dental. Desde los quince años comenzaron a querer acercársele algunos, por su atractivo aroma, agradeció siempre el tener a su gemelo siendo su barrera para cualquier posible conquista. Nadie le interesaba, excepto...

Aquel chico de brillante sonrisa, que vio en aquella fiesta, aquellos lunares en su rostro lo hacían ver realmente adorable. Y cuando se acercó, logro percibir débilmente aquel aroma, atractivo realmente, algo dentro de él se removió, pero como siempre su gemelo lo detuvo, haciéndolo sentir por primera vez algo molesto, porque no le disgustaba aquel chico, guapo y carismático, todo lo contrario, a él y su look de perdedor y ni cerca de lo que era su hermano con su mascara de frialdad y distancia, que lo hacia lucir guapo e interesante, misterios y atractivo al mismo tiempo.

Su curiosidad por el aumento cuando en aquella oportunidad el chico quito su vista de él, para ponerla en su hermano sin apartarla a los segundos como era costumbre por cualquiera que lo hiciera, si no sosteniéndola, y dando la vuelta yéndose sin decir ni una palabra, pero sin agachar su rostro. Como si alguien se hubiera equivocado de dirección y se diera media vuelta buscando el camino correcto.

Ese día en la noche, antes de dormir, Phuwin paso por la pieza de su mellizo

—Es la primera vez que me molestó que espantaras a alguien — dijo el omega apenas entró

—Me di cuenta, y por eso me interpuse...

—¡Ey!, ¿Por qué?

—¿Por qué...? — Gemini se quedó sin palabras, esto era aún más interesante para el menor, por solo unos segundos

—Definitivamente el me gusta — declaró Phuwin, saliendo de la habitación de su hermano, con una amplia sonrisa de frenillos.

Gemini también usaba lentes, iguales que los de su hermano, pero solo en la soledad de su casa, fuera siempre usaba sus lentes de contacto. Se saco los redondos lentes, masajeando su sien, sabiendo que su rostro se había endurecido por las palabras de su hermano, porque le afectaría si quiera. Phuwin podía estar con quien quisiera, ¿pero porque debía ser aquel alfa?

Aquel desconocido, no tan desconocido para Gemini Norawit. Sabia perfectamente quien era, su memoria era envidiable y si el sería el futuro líder de la manada del Sur, no podía no conocer a alguien que la habitaba. Además era el hijo mayor de la familia amiga de la propia.

Y aunque lo había visto de lejos por muchos años, era la primera vez que lo veía así de cerca, y a los ojos directamente. "Hermoso", su lobo era un entrometido.

Por lo general cualquier contacto le era molesto, cualquier persona parecía aburrida, y nada parecía ser muy desafiante para él, pero aquel chico, removió algo en su interior animal, algo que no sabía que existía ni que podía provocarlo así.








Por lo general cualquier contacto le era molesto, cualquier persona parecía aburrida, y nada parecía ser muy desafiante para él, pero aquel chico, removió algo en su interior animal, algo que no sabía que existía ni que podía provocarlo así

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Las leo 👓💙

Enigma (Gem4th)Where stories live. Discover now