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"Um... ¿qué está pasando?" con sus ojos vendados, pregunta inocentemente, pero con una ligera sensación de miedo.

Sus superiores no dijeron una palabra. Solo sus suspiros y gruñidos se escuchaba en la habitación fría. La chica, atada a una silla, siente como una oleada de aire frío recorre su cuerpo al percibir un roce suave en su piel. Las manos severas y grandes de König, las reconoció en ese instante cuando friccionó con su brazo. Ella soltó un jadeo audible ante su tacto. Por otro lado, las cuerdas de sus tobillos y muñecas fueron desatadas suavemente, mientras aún sentía el roce de König en su brazo.

Por puro instinto ella movió sus manos hacia adelante para frotar sus muñecas. "Sh, sh... Hey. No te muevas." Escuchó la voz grave de la otra persona en la habitación. Otro escalofrío se apoderó de su cuerpo, y se quedó quieta sin saber que hacer. "Oh, König, tenías razón, aquí tenemos una linda sumisa..." Ella frunce el ceño ligeramente ante tal frase.

"Justo por eso la traje aquí..." König hizo una pausa, y luego volvió a hablar. La pequeña mujer en la silla, siente la mano de König pasar por su cabello con sutileza. "Es una perrita obediente..."

"¿König?" intervino ella con un aire a confusión, y también desánimo en su tono de voz.

"Cállate, linda. ¿Puedes?" Demandó el mayor. "Bien, Ghost, como decía..." la voz de König se hizo un poco mas gutural. "Podríamos turnarnos, después de todo eres el invitado..." sugirió él, mientras aún acariciaba a la mujer con su mano, ahora llevando sus dedos a su suave y pequeño rostro a comparación de su mano. Sus dedos se paseaban de su mandíbula a sus mejillas sonrojadas y de sus mejillas a sus labios rosados.

"No, no." comentó el llamado Ghost. "Quisiera que la nena aquí..." caminó hasta dónde estaba ella y se unió a tocar su cabello y cara. "Nos mostrara cuanto puede soportar... con ambos." König sonrío detrás de su máscara ante la propuesta de Ghost.

El más alto se inclinó a su pequeña amante y se acercó a su oreja hablándole suavemente, diciéndole: "¿Crees que puedas con ello, conejita?". Se rió mandando razones para tener miedo a la chica. Ella se quedó callada, ya que no podía articular una palabra. Sin embargo, el temblor de sus manos sobre sus piernas la delataban. "Oh, corazón... ¿estás asustada?"

König le quitó la venda de sus ojos para que presenciara el sitio donde estaban los tres, totalmente a solas. Ella miró a su alrededor acostumbrando sus ojos a la claridad, que aunque solo era una ligera luz tenue en dicha habitación, le molestaba un poco el cambio tan repentino.

"Contesta ahora." Añadió König. La fémina lo miró y trató de buscar una respuesta adecuada y que no la haga ver como una cobarde, sabiendo muy bien cómo era König cuando ella se portaba así.

"N-no tengo miedo..." dijo en un murmullo. Ella agachó la mirada y miró al piso. En un corto lapso de tiempo se dió cuenta el tipo de ropa que tenía puesta, algo con lo que ella no se había vestido en ese día. De pronto un brusco movimiento de la silla en que estaba sentada la desapartó de su incertidumbre.

"Me parece que esta chiquita necesita un poco de disciplina." cantareó Ghost, y luego se rió en voz baja. König se acercó a ella un poco más y sostuvo el mentón de la mujer con su mano alzando la mirada hacia él otra vez.

"Mírame cuando te hablo, y mírame bien." König habló con autoridad, haciendo que ella lo mirara de inmediato. "Esos hermosos ojitos tuyos deben de permanecer en los míos, conejita. ¿Entiendes eso?" Ella asintió con timidez mientras lo miraba fijamente.
Ella sabía claramente que si desobedecía al menos una de sus órdenes tendría un castigo. "Buena chica..." König le dió unas ligeras palmadas en el cabello y la despeinó un poco.

NievesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora