—Es vergonzoso cuando Lilia sama habla de nosotros de esa manera.

—No lo hace con mala intención.

—Lo sé pero eso no resta que sea vergonzoso.

—El amor no debería ser motivo de vergüenza.

Silver mirándolo de reojo afirmaba con una sutil sonrisa mientras avanzaban por el camino que los llevaría al norte, Sebek viéndolo también de reojo no pudo evitar sonrojarse al sentir como este lo tomaba de la mano después de esas palabras, sin refutar se dejaba llevar.

—También es vergonzoso las cosas que dices y haces de repente. —Sebek le reprendía pero no le molestaban nada estas muestras de afecto.

—Estoy enamorado de ti no puedo evitarlo.

Silver era alguien que no hablaba mucho pero cuando lo hacía sus palabras eran directas, con toda la sinceridad de un corazón puro. Ese era un detalle que lo hacia abrumadoramente encantador a los ojos de Sebek, si este humano decía que lo amaba así era y no había duda de ello, se sentía feliz por ser amado de esa manera mientras trataba de corresponder ese sentimiento.

En ocasiones para ellos era inevitable no verse como los niños que eran cuando se conocieron, los que se apoyaban mutuamente pero también rivalizaban haciendo que naciera esa motivación para ser mejores. Fueron compañeros de entrenamiento en su niñez, adolescencia y juventud, ahora entrando a la adultez decidieron llevar ese "apego" a algo más profundo. Amor que nació y se fortaleció mientras crecían juntos entre risas y lágrimas, éxitos y fracasos, entre lo bueno y lo malo jamás sin ninguna intención de separarse, porque muy a pesar de sus apariencias que reflejaban rudeza un cálido corazón dispuesto a amar y ser amados se albergaba en sus seres.

Ninguno de los dos podía precisar el momento en que empezó a nacer este enamoramiento, cuándo dejaron de ser compañeros y rivales para ser algo más, para saciar esa necesidad de estar juntos más allá de una simple amistad. Con la timidez propia de este primer amor surgieron los besos, las caricias, los abrazos, las palabras de afecto, todo les era tan nuevo que lo veían como otro tipo de "entrenamiento" uno para aprender a lidiar con estos sentimientos que se provocaban mutuamente. Con el pasar de los días el nivel de cercanía se volvió más íntimo, profundo y deseable, amaban vibrar en el cuerpo desnudo del otro al punto que se volvió su nueva rutina.

Tal vez sus personalidades a simple vista no parecían compatibles pero ellos sabían acoplarse en la manera que las almas gemelas destinadas a amarse lo hacían. Un descendiente de hadas y un humano decidieron formalizar su relacion, una a la que solo sus más cercanos conocían y aceptaban, siendo felices al ver cómo ellos eran felices a su manera a pesar del serio trabajo en el que estaban inmersos.

La noche estaba por caer y los dos jóvenes habían recorrido bastante camino así que lo más adecuado era tomar un descanso, levantando un pequeño campamento improvisado pasarían la noche en medio del bosque espinoso, condiciones a las que estaban bastante acostumbrado. Una pequeña fogata serviría para darles algo de calor y calentar sus alimentos que animado Sebek preparaba.

Silver preparando la tienda que compartirían podía sentir como si un velo cubriera sus ojos nublando su vista, trataba de no hacer notar este extraño molestar solo para no preocupar a Sebek. Malestar que sintió incluso antes de partir pero que calló para poder asistir a esta misión, porque no podía permitir que Sebek fuera solo, no por que no confiara en sus habilidades pero al serna veces tan impulsivo hubiera sido un poco peligroso, ante todo no quería que lo lastimaran.

—Solo vas a comer eso, apenas diste unos bocados.

—No tengo mucha hambre me siento agotado. ¿Puedes abrazarme mientras descanso? —Acercándose a Sebek cuestionaba sin esperar su respuesta se acomodaba en su regazo cuando este estaba sentado frente a la calidez de esa fogata, sabía que estar así le reconfortaría haciendo olvidar un poco su malestar.

La magia del Mpreg en Twisted WonderlandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora