—Oye bastardo pervertido... ¿Qué estás imaginando conmigo? —Susurró molesto apartándose, Baul al darse cuenta no supo como reaccionar al punto que se paralizó.— Tienes pensamientos sucios sobre mi ¿Eh?

—Señor, lo - lo siento... Esto no fue voluntario... Perdóneme...

—No hables alto, ¿Quieres que todos se levanten y te vean así?

—Lo siento... —Dijo en un murmullo tratando de ocultar ese bulto en sus pantalones— No fue mi intención.

—Baul ¿Has intimado con alguien?

—No...

—Yo tampoco. Te has preguntado qué se sentirá.

—A veces... Pero sabe que nuestra prioridad como soldados no es pensar en eso.

—Bueno, también tenemos esas necesidades solo que no son prioridades. —Lilia comentaba con un aire cansino, aunque amaba a su país y el servicio que brindaba, eso no apartaba que era alguien con ansias de sentir, experimentar sobre todo de vivir. Pensando en ello, miró fijamente el rostro sonrojado de su subordinado que también lo miraba.

—¿Qué hace? —Cuestionaba Baul sintiendo como con una sonrisa inusual su general lo tomaba de la mano y lo obligaba a levantarse. Ambos se encaminaban a un lugar alejado del resto.

—No sé qué hago pero quiero hacerlo.

—No soy digno de usted, mi señor.

—Digno o no, solo haz lo que te ordena tu señor. —Llegando a un claro entre altos arbustos, Lilia daba la iniciativa porque al parecer a su subordinado le dio un ataque de timidez repentino, haciendo que se sentara en el suelo se colocaba encima para torpemente besarlo. —Estas cosas son complicadas, y más si no colaboras.

—Es que no sé besar...

—Yo tampoco pero lo intento... ¿Acaso no te gusto un poco? Pensé que si por lo que te provoqué ahí abajo.

—Si, si me gusta, me gusta mucho... Usted es tan excepcional, no creo que haya alguien mejor que mi General además...

—Suficiente, esa boca que tanto se abre para gritar y decir estupideces debe ser buena besando.

Era lo que Lilia decía en tono seductor, estar de esta forma era nuevo para él pero no se dejaría intimidar ahora y menos por un subordinado. Ambos unieron sus labios en un torpe beso, beso que con el pasar de los segundos se volvió más apasionado, sus manos inquietas traviesamente buscaban dar calor a partes de sus cuerpos que no eran tocadas por cualquiera.

Sumidos en la intensa excitación de sus seres que ansiosos buscaban el placer máximo sentían que eran envueltos por un tipo de magia diferente, pronto sus cuerpos se unieron en un errático pero placentero vaivén de caderas. Gemidos y gruñidos eran los sonidos casi imperceptibles de sus voces muy contrario al golpeteo incesante de sus cuerpos unidos en esa lujuriosa entrega repentina.

—Lo siento... —Se disculpaba nervioso Baul cuando vio el evidente rastro que dejó en el interior de su general, quién con mala cara trataba de recuperar la compostura mientras todavía sentía como ese fluido parecía quemar sus entrañas.

—Está bien... Yo debería disculparme por obligarte a hacer esto.

—No, no, no... No fue obligación, yo quería hacerlo.

—Habla bajo. —Dijo Lilia arreglando su uniforme mientras trataba de levantarse, al parecer este tipo era muy impetuoso en todo lo que hacía, apenas si podía moverse pero haciendo el esfuerzo trataba de no mostrar su malestar— Esto no puede volver a repetirse.

La magia del Mpreg en Twisted WonderlandWhere stories live. Discover now