Sorpresivo e inesperado reencuentro

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Y por fin tengo aquí el capítulo dos.

Dedicado a todas aquellas personitas que leyeron el capítulo uno. En verdad muchas gracias.

Ojalá y les guste aunque sea un poquito este capítulo.

Ojalá y les guste aunque sea un poquito este capítulo

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—¿Dos minutos y ya estás hablando con alguien?

No había prestado verdadera atención a la pregunta. La suave risa que había emitido la dulce jovencita frente a él lo había dejado un poco perplejo.

—Lo siento —dijo ella en una sonrisa y escuchó el resoplido de inconformidad que había lanzado el recién llegado—, acabo de conocerle. Kuroba-kun, él es mi amigo, Kudou Shinichi.

Entonces se giró encontrándose a sus espaldas con, en su más sincera opinión, el ser más bello que sus ojos habían contemplado nunca.

—Mucho gusto —el muchacho extendió una mano hacia él y apenas pudo reaccionar.

Había conocido a Ran Mouri en uno de todos aquellos viajes a Nueva York que había hecho a lado de su madre. Había sido en un pequeño restaurante de la zona, este contaba con agradable estancia y música en vivo. Recordaba haberla confundido con Aoko, su amiga de la infancia, y notando su error al acercarse, no tuvo más opción que saludarla, y la chica, que le había observado curiosa por unos segundos, no había hecho más que sonreírle, siendo justo en ese momento que la pregunta que inicialmente había hecho reír a la muchacha, había sido pronunciada por el mejor amigo de esta, el cual regresaba del baño.

Las luces del lugar habían bajado de intensidad al mismo tiempo que una suave melodía se dejaba escuchar, siendo acompañada de una voz hermosa entonando una dulce canción.

Miró esa mano extendida hacia él y estrechándola fue que observó esos ojos que hasta la fecha no había conseguido olvidar bajo ninguna circunstancia.

Azules… un azul tremendo, intenso y hermoso. Aquella mirada tan cristalina y profunda parecía ir más allá de la densidad de los zafiros o la dureza de los diamantes. Le había quedado completamente claro que, por lo afilada y certera que era, que el dueño de esta poseía una sutil sensibilidad para captar la perspectiva de forma sagaz y mucho más despierta que cualquier otra persona.

La melodiosa voz entonando la letra de una canción que hablaba sobre el amor a primera vista, recorría el lugar con etérea y delicada sutileza.

—Soy Kaito —murmuró sintiendo como le ardían las mejillas—, Kuroba Kaito.

Vio a Shinichi sonreír y desde entonces, ninguna otra sonrisa fue más hermosa para él.


—¿Joven amo? —escuchó una voz a la lejanía al mismo tiempo que sentía como le tocaban suavemente el hombro—, ¿joven amo, se encuentra bien?

Sidecar Where stories live. Discover now