Dar la vida por su esposo; entiendo esa clase de amor porque está mezclada con pasión y una absoluta devoción por la relación que tiene, es llamativa, atrayente de una manera en la que crea incógnitas para saber hasta qué punto podrían llegar, para darme una idea de lo que tienen y estarían dispuestos a dar por su familia y yo no quiero pasar por tal cosa, porque tengo suficiente con saber que pueden dañar a mi familia.

Todo aquel que olvida sus raíces, de un modo volverá a vivirlo porque así de perra es la vida. Así de jodida puede llegar.

De estar en el hotel me muevo hasta el apartamento que tengo en la ciudad. Suficiente tengo con la falta de desconexión de mis ideas como para desear quedarme en el mismo sitio donde la causante de eso sale con la suya.

Hay algo que me relaja cuando estoy así de exasperado. Cocinar. Crear lo que perturba mi cabeza y que sean sus sabores los que tomen su lugar.

Pico un poco de ají, lo salteo y lo dejo a un lado, el olor aún no me causa el impacto que necesito en mis papilas gustativas. Algo le falta.

Me muevo a tomar otro par de vegetales,con ellos quizá logre algo.

__ ¿Como se llama? - me pregunta Arantza con su delantal, una gran colega.

__ Kale. - digo con obviedad con el vegetal en la mano.

__ No me refiero a eso. - la siento rodearme.- ¿Como se llama el platillo? Huele bien.

__ No huele bien. Le hace falta algo.

__ ¡Oh, sí! Olvidé que estaba ante la definición de perfección. - ironiza.

__ Obviamente soy la definición de perfección, pero no es algo que en este momento quiera discutir. - paso por el rallador un limón para luego cortarlo.

Esparzo un poco de gotas encima, notando que el solo toque eleva el olor más exquisito que he sentido antes.

__ Eso es. - ondeo la palma abierta para sentirlo de nuevo y solo eso me enorgullece. «Lo que me estuvo jodiendo al fin dio frutos»

__ ¿Que le hiciste? Huele delicioso ¿Puedo probarlo? - toma un tenedor y quito el plato.

__ No, es exclusivo para mí. - determino sin querer que nadie lo toque.

__ ¿No será para el restaurante? - niego. - Pero huele increíble. Sería un éxito si lo ponemos en el menú.

__ Todas mis creaciones lo son, pero este en especial es mío. - tomo un cubierto para sentarme en el taburete que tengo frente a la mesa especial para catadores.

__ Gavrel.

No le presto interés a lo que vaya a decir, usando el tenedor con el cual atrapo un poco del kale que quedó bañado de la mezcla final.

Todos sabe exactamente como lo vi en mi mente. Cada porción huele y sabe igual, con ese toque ácido junto a la ralladura que le da un toque exquisito, el cual siento deshacerse en mi boca.

__ Una prueba. - pide y niego.

Ya tuvo su respuesta a su pedido. Desde que en la noche se fue creando dentro de mi cabeza supe que no quería que a esto tampoco lo tocara alguien más.

__ No eres tan egoísta de solo dejarme ver. - exclama, haciéndome saber que aún se encuentra cerca.

__ No sabes lo hijo de perra que puedo llegar a ser. - aseguro sin detenerme hasta que el plato queda limpio. Incrédula solo niega al verme lavar lo que usé.

__ ¿Que ingredientes usaste? - quiere saber.

__ Dos piernas de camarón, un ala de cerdo y dos pizcas pequeñas de canela mezclada con maca. - contesto tomando el trapo para secar.

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