CATORCE

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14. Nosotros sí

A mi mente venían aquellas imágenes de cómo había sido mi noche y de inmediato en mi rostro se dibujó una enorme sonrisa. Estaba de buen humor este día, y debía reconocer que lo más probable era que estuviera de buen humor siempre de ahora en adelante.

No podían culparme de nada, es Ethan Cox de quien hablamos. Y sí, para mí fue muy difícil no caer en los muchos encantos que él no sabía que tenía.

Era por eso que había llegado a casa temprano, me encontré con mi padre en la entrada y sorpresivamente no mencionó palabra alguna hacia mí, simplemente se despidió, y eso casi que ni siquiera lo hace.

Después de entrar a mi casa y hablar con mi madre sobre cómo había sido la «pijamada» y demás detalles que evité mencionarle, nos sentamos a desayunar con mis hermanos. La mesa estuvo en completo silencio.

Por órdenes mías y de Wendy, Mike tenía completamente prohibido mencionarle a mi madre hacia dónde había ido anoche. Obviamente la susodicha le preguntó, pero mi rubio hermano mayor tuvo la decencia de salir del embrollo con una respuesta muy simple, sin involucrarme.

El que no estaba muy convencido era Jonas, y debido a que su intelecto es increíblemente grande y tiene mucha sabiduría resguardada en ese pequeño cuerpecito, lo más probable es que deba tener una charla con él. Y quién sabe qué sucederá.

O si todo estará bien.

Tan pronto mamá fue a la cafetería, me deshice de ella con la simple y vaga excusa de que estaba exhausta sin dormir porque habíamos pasado toda la noche viendo una maratón de películas románticas, además de incluir también el maquillaje y demás cosas que se harían en una fiesta de pijamas.

No le vio problema de que no la acompañara, así que tomé mi teléfono y me puse manos a la obra, tecleando ese mensaje que terminaría sacándome otra sonrisa más, si es que se podía.

Le eché el paquete a Mike. Y con paquete me refería a ese ser extremadamente pequeño de siete años que me hacía la vida imposible. Al menos el mayor supo manejarlo, retándolo a una competencia de quién puede consumir más crema batida en treinta segundos.

Jonas nunca pierde, y que se distrajera me funcionó para escapar de casa directamente a la siguiente donde fui bien recibida.

Era por eso que no le apartaba los ojos de encima.

Soy consciente de que cuando alguien te gusta no puedes simplemente fijarte en su belleza física, sino también interior. Sin embargo, me era imposible no resaltar esa cualidad que Ethan tiene perfectamente; ser muy lindo.

Demasiado, diría yo.

Admito que ahora tomaré total libertad de mi actuar. Es decir, no sentiré algún tipo de vergüenza por ser quien soy. A él le gusto como soy. Y eso no puede hacer que la situación sea más dulce de lo que ya es.

Invierno de colores✓Where stories live. Discover now