𝓟𝓻𝓮𝓪𝓷𝓽𝓮𝓼𝓲𝓼

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Sus largos cabellos negros con mentoladas puntas se movían al compás del viento.

Su holgado uniforme también se rehusaba a quedarse quieto, dejando en evidencia la notable musculatura de sus pequeños brazos.

Apesar de disfrutar la compañía de sus amigos cazadores, él más joven de los pilares no podía evitar querer meditar solo de vez en cuando.

Es por ello que su expresión tranquila parecía impasible frente a la fuerte ventisca que amenazaba con perturbarlo en su silencioso trayecto.

Fueron unas pisadas y el claro sonido de una rama partiendose lo que realmente le detuvieron de seguir caminando.

Mirando hacia los alrededores se percató de una pequeña silueta.

Rapido y silencioso se acercó a la misma por detrás aprovechando su clara ignorancia de su propia presencia allí.

– ¿Qué eres? - de manera neutra le preguntó -

La silueta brinco en su sitio, volteando hacia su voz, dejando ver qué solo era una joven humana al igual que él.

–... Soy el pilar del viento, Muichiro Tokito - tratando de sonar amable, sin cambiar su expresión estoica, se presentó - ¿Quién eres y que haces aquí?

— Oh... - la chica suspiro aliviada - Un placer conocerlo... - murmuró - Solo estaba caminando...

Muichiro la miró un poco desconfiado.

– Eres una niña muy curiosa vagando sin rumbo... - sarcásticamente habló - ¿Por qué estás aquí?

— No soy tan jóven - un poco incómoda le respondió -

– No me importa - declaró seriamente - ¿Cuál es la verdadera razón de que estés aquí?

Pudo observar como suspiraba antes de responderle.

— Creo que estoy perdida - finalmente respondió, desviando la mirada -

– Perdida... - su voz volvió a sonar estoica - Está bien, te ayudare a salir de aqui. Niña ¿Cuál es tú nombre?

— Azucena - frunciendo ligeramente sus cejas, le respondió -

Azucena... - repitió para asegurarse de no olvidarlo - Bien, sígueme.

— Le agradezco, jóven pilar del viento - murmuró -

– No es nada - una pequeña mueca apareció en su rostro - No me llames así, suena muy extraño.

— Lo siento - se apresuró en disculparse -

– Hmph, estás perdonada - suspiro comenzando a caminar - Vamos, pronto será de noche.

La llamada "Azucena" lo siguió en silencio, no queriendo volver a decir algo estúpido.

– Estarás bien, si se llega a presentar un demonio lo aniquilare sin problemas - confirmando que lo estuviera siguiendo desde el rabillo del ojo, trató de hacer más ameno el ambiente -

— Gracias... - volvió a murmurar suavemente  -

– No te confundas - un poco más serio volvió a fijar su vista al frente - Estabas muy cerca de mi hogar. Solo hago mi trabajo, nada más.

𝓕𝓵𝓸𝓻𝓮𝓬𝓲𝓵𝓵𝓪 𝓔𝓽𝓮𝓻𝓷𝓪Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang