—ahora nosotros nos haremos cargo de la villa—anuncia sin bajarme la mirada—juan deberá volver a La Ciudadela, tiene muchas explicaciones que dar.
—esta gente lo necesita—dice Caili—no puede separarlo de su capilla.
—puedo y lo haré.
—No—le planta cara—no puede hacerlo.

Juan traga grueso. El respeto y devoción que siente por Caili es inmenso, se le nota a simple vista. Que ella esté dando la cara por él, le resulta mucho más aterrador que cualquier castigo que le impongan los ancianos

—mi señora—su voz es terciopelo comparada con las miradas que intercambian Caili y Lorenzo—yo le estaré eternamente agradecido por venir auxiliarnos.—se tira a sus pies besando el suelo bajo los converse de mi amiga—permitirnos estar ante sus presencia ha sido lo más significativo que pudiera ocurrirnos, y es por eso que aceptaré las demandas de los ancianos.
—no tienes que irte—me pongo de pie—la villa está salvo, me he asegurado de eso.

Caili no es de las personas que les gusta ver este tipo de reverencia ante ella. No tarda en inclinarse ayudando al padre Juan a ponerse de pie, sacudiéndole el polvo que se ha impregnado en su vestiduras.

—padre Juan, no tiene que....
—ustedes son los mejores guerreros que conozco—la corta—ir con los ancianos, dar las explicaciones que se requieren y recibir el entrenamiento adecuado para proteger a las personas que me importan, tal y como lo pudieran hacer ustedes, será más un honor que una penitencia.

Veo la determinación en sus ojos. Intuyo que será muy difícil para él entregar las riendas de su capilla a un completo desconocido, pero debe ser más importante para él saber que la próxima vez que un demonio, o lo que sea, amenace con devastar a un inocente, él estará listo para hacerles frente sin la necesidad de llamar por ayuda a nadie más. Desde ese punto de vista respeto su determinación.

—pero...
—harías bien en entrenarte un poco más—Intervengo—en midnight valley están preparando a un grupo de nephilims. Estoy seguro que les encantaría recibirte en sus aulas.
—llamaré a Jhonatan—se apresura a decir Caili ganándole la palabra a Lorenzo—no hay nadie mejor que Leila para forjar nephilims fuertes y valientes como tú.

El descontento del anciano es evidente, más no se atreve a refutar ante el júbilo del nephil. Sobre todo cuando me tiene en frente usando el teléfono de Caili para hacer la llamada necesaria para que Jhonatan reciba al padre juan en cuanto termine de dar declaraciones ante los ancianos en La Ciudadela.

Terminar con las despedidas en la Villa nos toma otro par de horas. Caili está aferrada en asegurarse de que los niños se encuentren bien, que el más pequeño no tenga traumas luego de ver morir a sus padre de una manera tan perturbadora.

Es alrededor de las dos de la mañana cuando emprendemos el viaje de regreso a reunirnos con Samuel y los demás. Pero Lorenzo nos detiene afuera de la capilla entregándonos un rollo de papel pergamino marcado con el cello los ancianos.

—¿que es esto?.
—la respuesta a todas las mociones que hemos estado recibiendo en La Ciudadela.
—¿moción sobre que?.

inquiere Caili entregándome el rollo el cual despliego sin el menor problema ya que una parte de mi tiene intriga por saber que clase de peticiones decidió atender la junta de nephilims.

—el padre juan no es el único que ha solicitado nuestra ayuda—confiesa—muchos de nuestros mejores nephilims han viajado a diversas partes del mundo a investigar lo que ocurre fuera de nuestras muros, pero muy pocos de ellos han podido regresar.
—¿y hasta ahora lo dice?—me burlo entregándole la hoja a Caili—es un poco pretencioso de su parte joder al pobre padre juan, cuando era consciente de que no es el único pasando penurias.
—Juan necesita disciplina—desvía la mirada hacia Caili— lo necesitamos fuerte.
—¿para que exactamente?—inquiero— ¿que nos estas ocultando Lorenzo?.
—yo solo estoy en calidad de mensajero—se excusa—el consejo a solicitado su ayuda para socorrer a los pueblos más expuestos, esos lugares en donde nuestros hermanos no pudieron completar con sus tareas.
—o sea que nos quieres mandar directo al matadero—me cruzo de brazos haciendo un esfuerzo para no soltarme a reír—¿que somos?..¿su grupo especial swat para aniquilar demonios?...wow, eso puede considerarse un poco halagador viniendo de su parte.
—presumen de ser un equipo invencible—ataca—además la misión de la enviada es nivelar la balanza que ella misma destruyó.
—tarea que sería más fácil si dejaran de interferir—me enciendo—en las condiciones en que la dejaron le resultará imposible hacerle frente a cualquier...
—lo haremos—me detiene sujetándome del brazo—visitaremos todas estas ciudades, pero a cambio queremos que nos dejen trabajar a nuestro ritmo.

La rebelión de los caídos 2  El ángel de la muerteWhere stories live. Discover now