Pudo ver más claramente el hermoso rostro frente a él y soltó un suave jadeo cuando el chico abandonó por completo su interior para retirarse el condón y buscar donde tirarlo.

Lo miró caminas semidesnudo, con una larga camisa negra de vestir abierta completamente. Sólo brazos, hombros y espalda, además de algo de su culo estaba cubierto, y Beomgyu tan sólo llevaba puesta esa cadena que adornaba su pecho en dorado.

No se levantó aún y sonrió cuando sintió el peso del otro chico caer a su lado.

No parecía ser un tipo de acurrucarse, pero entonces estaba demasiado cerca, abrazado a su cintura y subiendo una pierna pesada sobre las suyas, con el rostro en su hombro.

—No te emociones… —Fue lo que escuchó y quiso bufar. —Sé que nunca hago esto, pero estamos en una cama y no he dormido una mierda. Déjame quedarme… sólo cinco minutos hasta que recupere el aliento.

Beomgyu le dió un par de palmaditas en el hombro y asintió, porque no le importaba la forma en que lo hiciera, le gustaban los abrazos y la piel desnuda de otros chicos tocando la suya.

—Está bien, descansa.

Ni siquiera tomó en cuenta la confirmación de que no era la primera vez que estaba con ese tipo. Ya lo recordaría cuando no estuviera bajo los efectos de lo que fuera que hubiese consumido.

Lo que parecieron dos minutos de sueño en realidad fue mucho más, considerando la cantidad de luz que había en la habitación aún con las persianas casi completamente cerradas.

Ambos saltaron de sus respectivos sueños, alterados por los fuertes golpes en la puerta, frustrados golpes.

—¡Jodidamente sal de ahí ahora, Jjun, o voy a patearte cuando por fin te vea!

—¡Ya estoy saliendo! ¡Ah, no me dejan en paz!

El chico, Jun lo que fuera, apretó más a Beomgyu en su abrazo mientras se estiraba para despertar a su cuerpo.

—Buenos días… —Le dijo, y le picoteó los labios. —¿Listo para vestirte?

Asintió Beomgyu con una sonrisa, y entonces ambos comenzaron a ponerse su ropa.

Cuando salió no le tomó importancia a los tipos que se quejaban y fingían alabanzas por su salida después de, según ellos, una eternidad.

Gummy… —Fue como el chico le llamó antes de arrastrarlo un par de pasos hacia atrás, tomarlo por la parte posterior del cuello y poner sus bocas juntas en un exigente pero no demasiado largo beso. —Te escribiré para vernos después, cuando estés libre.

Gummy.

Beomgyu sonrió y aceptó lo dicho por él. Seguro que sabía algo del chico, al menos una forma de llamarlo, como sea que lo hubiese registrado en su celular.

El sonido de orgullo de todos se detuvo cuando, repentinamente, los ojos de Beomgyu se encontraron con una figura conocida que lo miraba con sorpresa. Yeonjun estaba ahí, sentado en el pasillo, siendo uno de los que esperaban al chico que había estado follándolo tan correctamente, saqueando sus sesos.

—Beomgyu… —Había sido un murmullo, pero había sonado demasiado fuerte cuando todos se habían callado por un segundo.

Y repentinamente, la bulla había vuelto, pero esta vez para burlarse de Yeonjun, recordándole:

—¿No es el chico que te dejó marca en la mejilla por casi una semana?

—Yo creo que dejó más marca que eso, mira cómo lo mira.

—¡Ah! Contigo no quiso, era el destino de Jjun…

Yeonjun les dió una mala mirada y dijo algo entre dientes antes de levantarse y correr tras Beomgyu, que no había detenido su paso mientras escuchaba cada cosa. Necesitaba huír y no quería que Yeonjun estuviera cerca, nunca más.

Youngblood.Where stories live. Discover now