Fue casi tres meses después que, mientras en su habitación Yunjin se desnudaba para él y le pedía hacer algo con ella, ambos frente a la ventana, con Yeonjun sin camiseta y los pantalones del uniforme abiertos en par, Beomgyu discutía con su novio de manera agresiva en su propia habitación.

Yeonjun estaba totalmente transtornado, y se dió cuenta cuando no quiso follar a la caliente chica frente a él, diciéndole que si no habían condones no lo harían, y había sido un buen pretexto.

En cambio, se había colocado detrás de ella y metido el pene entre sus múslos lechosos, obteniendo como resultado jugar con el punto de placer superficial en ella, mientras a sí mismo se complacía, observando el rostro de Beomgyu lloroso.

Podía imaginarlo debajo de su cuerpo, cubriéndose los labios tal como lo hacía en ese momento, con las mejillas rojas y lágrimas gordas cayendo de sus bonitos ojos mientras le gritaba y pedía más de él.

Se estaba corriendo en un momento y, al siguiente, cuando se acomodaba los pantalones Beomgyu estaba siendo desestabilizado con una fuerte bofetada que lo hizo sostenerse de su ventana mientras el asqueroso tipo que tenía por novio salía de la habitación y luego de la casa como un tren, tirando humo.

Los ojos de Beomgyu y los suyos se encontraron y la vergüenza en la bonita cara del muchacho desapareció cuando se fijó en la desnuda y muy femenina figura que se acercaba a Yeonjun para besarlo.

Se dejó besar, sostuvo firmemente a Yunjin contra su cuerpo y, cuando la chica se apartó para ir a la cama a descansar un poco, Beomgyu ya no estaba en su habitación. Estaba corriendo en la acera, al lado opuesto de donde Vernon se había marchado.

La siguente vez que se vieron fue un primero de diciembre. Beomgyu tenía las mejillas y nariz sonrojadas por el frío, sus labios estaban brillantes y rosados de tantas veces que los había lamido para limpiar el ardor que dejaba el frío en ellos. Estaba adorablemente metido en un abrigo y un gorro gigantes, y estaba sentado como un muñequito de porcelana en el sofá junto a su madre, siendo el único que no tenía una taza de humeante té en las manos porque prefería el café pero no habían comprado café en mucho tiempo en la casa de Beomgyu.

Sunghoon, el pequeño bebé de dos años y medio de los Yoon, se encontraba balbuceando feliz sobre el regazo de Yeonjun, vestido también con un enorme abrigo y gorro y una mantita tibia que también calentaba las piernas de Yeonjun agradablemente.

Veía a Beomgyu discutir con su madre entre susurros mientras él y sus padres —porque Namjoon ya era eso para el también— fingían que no estaban por ahí.

Beomgyu lanzó con molestia un par de pergaminos y un par de pulseras en colores grises, blancos y plateados, entre el cuerpo de su madre y el suyo sobre el sofá. Mina negó suavemente y le dió una mirada de disculpa antes de darle un beso en la frente y cabecear "discretamente" en su dirección.

La mirada de Beomgyu se encontró con la suya y le vió rodar los ojos y maldecir con claridad, haciendo sonreír a su madre.

La respiración se atoró en los pulmones de Yeonjun cuando Beomgyu se acercó a él pareciendo estar sufriendo, se puso en cuclillas al estar frente a frente y mirándolo desde abajo, invitó:

—Oye, tengo dos entradas para una presentación que hará mi banda en un festival de la radio. Mi mamá va a trabajar, así que me dijo que te preguntara si querías ir a verme.

—¿No tienes otros amigos, Beomgyu? —Después de que saliera de sus labios la pregunta, Beomgyu lo miró casi sorprendido y bloqueó por un momento pareciendo no saber cómo responder. Se dió cuenta Yeonjun, entonces, de lo mal que había sonado, así que aclaró: —No me mal entiendas. Quiero decir, me gustaría acompañarte, pero quería asegurarme de que no hayas pensado en nadie más antes.

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