—En la madrugada estaban peleando como gatos en el tejado, ahora van a besarse.

—¡No vamos a besarnos! —Beomgyu gritó acalorado.

—Los gatos que se pelean en el tejado no se besan con los otros gatos, —Yeonjun aportó inteligentemente. —se aparean.

—¡Yeonjun! —Beomgyu volvió a gritar y Sun, sonriendo, le dió una mirada de aprobación a su hijo.

—Listillo.

Y si parecía que las cosas mejoraban desde entonces, probablemente fue realmente porque su madre no podía darse cuenta de lo que sentía.

Trabajaba desde casa pero siempre estaba encerrada transcribiendo, corrigiendo o detallando archivos de su empresa. Cuando no trabajaba estaba fuera, haciendo sus controles continuos sobre el embarazo.

Beomgyu estaba solo.

No. Beomgyu se sentía solo.

No importaba lo mucho que Yeonjun estuviera cerca cuando volvía a casa, no importaba todos los besos y caricias que Jungkook le daba y todas las cosas que le prometía, no importaba que la madre y padrastro de Yeonjun lo invitaran a salir con ellos cuando lo veían o lo visitaran cuando su madre no podía estar con él, y no importaba todas las botellas que había aprendido a beber cuando estaba con sus nuevos amigos; Beomgyu todavía se sentía tan solo como nunca antes lo había estado.

Su madre una vez se acercó, diciendo:

—Hay algo que has estado olvidando.

Y entonces ahí estaba ese estuche de guitarra, con el instrumento acústico que le llenó un poco el corazón. Su corazón que casi había perdido toda vitalidad.

Era tan bonito, delicado y elegante que le hizo llenar los ojos de lágrimas.

Empeoró cuando leyó la nota escondida.

Para que recuerdes que siempre serás nuestro bebé, sin importar que haya uno nuevo en casa.

Estoy orgulloso del hijo que he criado, estoy orgulloso de lo que sé que serás en el futuro, sin importar lo mucho que te cueste. Fuí feliz desde el primer día en que te ví, y lo seré hasta el último día en que pueda hacerlo.

Te ama, papá.
Feliz cumpleaños.

Dos meses después.

Dos meses y se sentía como el mejor jodido cumpleaños, sólo porque su padre se sentía ahí.

Mientras las lágrimas caían su madre lo abrazaba y apoyaba la mejilla en su espalda, recordándole que estaba bien, que podía seguir siendo difícil para él pero que mejoraría, porque era demasiado jóven para aprender a superarlo poco a poco.

La confesión que siguió algunas semanas después de su madre, sobre no ser buena sobrellevando la situación sola y que había conocido a alguien tiempo atrás, hizo enojar a Beomgyu más de lo que podía aparentar estar tranquilo.

La reprendió e hizo acusaciones que la hicieron llorar, y por la noche, cuando Yeonjun se coló en su habitación y se recostó junto a él, Beomgyu tomó un largo silencio hasta que se decidió a responder a las preguntas de por qué se encontraba tan molesto.

—Tú mismo fuiste quien dijo que debía apoyar a mi madre cuando me dijo que salía con Namjoon, ¿por qué no puedes hacerlo también?

—Al menos tu madre esperó casi seis años… —Murmuró con un suspiro antes de mirarlo. —Y es diferente. Ni siquiera dejó que el luto estuviera por un par de meses, y sigue estando embarazada. ¿Por qué no podía esperar a que el bebé tuviera al menos un año o dos? ¿No está demasiado inestable en sentimientos ahora para algo nuevo? ¿No está acaso perdiéndose ya de muchas cosas aquí en casa como para ir a darle su tiempo y atención a alguien más?

Youngblood.Where stories live. Discover now