– Bueno... – mordí mi labio, me sentía apenada – sabes que anoche vino Andrew, pudimos por fin completar la lista de invitados, en menos de seis meses nos vamos a casar

– Lo sé, soy la madrina – dijo Beryl riendo – anda, dime qué sucede

– ¿Es normal no tener sexo antes del matrimonio? – pregunté de golpe – sabes que quiero cumplir con las estupidas reglas de mamá, <<nada de sexo impuro antes de pasar por la iglesia>> – imité la voz de mi madre – pero... ¿es normal? Andrew siempre ha sido tan respetuoso, nunca se ha propasado ni nada, sin embargo ¿no te parece raro que ni una propuesta indecente me haya dado? ¿soy tan fea? ¿será que no me desea? – pregunté agitada, estas preguntas me invadían todos los día y ahora sentía que taladraban más y más mi cabeza. Beryl me escuchó pacientemente

– Sere, tú muy bien sabes lo que pienso de esta boda – comenzó a dar su opinión – casi me cuesta tu amistad, así que he preferido guardar silencio y apoyarte en todo lo que decidas – yo bajé mi rostro, era cierto, cuando le conté a Beryl que me iba a casar con Andrew no le gustó ni poquito, me pidió que pensara muy bien las cosas, que no creía que estuviera enamorada. La discusión fue fuerte, incluso dormí ese día en casa de mis padres, nosotras nunca habíamos tenido un desacuerdo tan grande y me dolió mucho alejarnos. Beryl fue la primera en buscarme, y como símbolo de paz me dió el prendedor de su abuela, una hermosa reliquia de la familia Osaka, bañado en plata con un diamante azul, recuerdo muy bien lo que me dijo ese día << Sigo firme en mi opinión, no me gusta Andrew ni esta boda, pero te amo más. Este es el prendedor de la familia Osaka, y si me permites, el día de tu boda te lo pondré. Es prestado, viejo y con algo azul>> desde ese día se ha reservado su idea sobre mi unión con Andrew, sin embargo hoy deseaba escucharla – para mí – comenzó a hablar levantando con su mano mi rostro – las preguntas deberían ser ¿quieres tú estar con Andrew? ¿lo deseas? Porque no interesa lo que el piense de tí, si a tí no te place estar con él

– Yo... yo no lo sé – pude decir, Beryl abrió sus ojos a modo de asombro, yo nunca había hablado de algo tan íntimo, ni siquiera con ella – ¿cómo sé si lo deseo?

– Esa respuesta no puedo dártela, eso es algo que tu propio cuerpo te dice

– ¿Y si nunca encuentro la respuesta? ¿estaría bien casarme así? ¿seré feliz?

– Esa es la pregunta que siempre he querido que te hagas, quiero que te cuestiones sí realmente eres feliz ahora, y si lo podrás ser en algún futuro – tomó mis manos – Sere, sabes que voy a respetar todo lo que decidas, pero por favor contéstame algo ¿quieres casarte con Andrew? – por primera vez quedé sin habla ante esa pregunta. Llevo más de cinco meses comprometida con Andrew, sin contar el tiempo que fuimos novios, que siendo sincera fueron muy pocos, pero todo lo hice porque creí que era el camino que toda Tsukino debe llevar. Terminar los estudios, comenzar a trabajar en la empresa, casarse y tener hijos, es todo lo que mi madre me ha inculcado a lo largo de mi vida, que debo ser una mujer correcta y no terminar como mi tía Mina que se la pasa viajando por todo el mundo, gastando la fortuna de la familia, sin trabajo y una relación estable

– No lo sé – contesté soltando todo el aire que había contenido mientras pensaba la respuesta – Beryl y si digo que... – fuí interrumpida por el insistente timbre de nuestro departamento, miré el reloj y supe de inmediato quién era. Abrí la puerta y pude ver a mi madre, la hermosa Ikuko Tsukino, siempre elegante y perfectamente arreglada

– Buenos días Serena – dijo entrando en casa y observándome de pies a cabeza – ¿todavía en pijama? Ya es muy tarde, una mujer como tú debe estar preparada muy temprano y más con todo lo que tienes que hacer. Buenos días señorita Osaka – no es un secreto que mi madre no quiere para nada a Beryl – veo que tampoco está prepara para iniciar el día – lo decía por la camisa extra larga que usaba mi amiga para dormir

Entre el amor y el compromisoWhere stories live. Discover now