Tiene el cabello suelto, el viento provoca que el flequillo le dance. Sus mejillas y nariz están rojas y su sonrisa es excitante.

—¿Me estás siguiendo? —cuestiono de vuelta con una sonrisa. De alguna manera me pone de buen humor ver su rostro—, eso no lo haría una buena niña.

Heyde se relaja y deja de lado su paraguas.

—Es que no soy una buena niña —dice con picardía disfrazada de inocencia y con un reojo de mirada me escanea—, y sí, te seguí porque no soporto estar alejada de ti.

—Al menos pudiste mentirme y decir que sólo fue una casualidad —murmuro al girar mi cuerpo hacia ella.

Heyde ríe y con delicadeza tapa sus labios.

—No me hubieras creído —asegura—, es demasiado como para ser una casualidad.

Suelto una bocanada de aire y trato de calmar mis nervios, pues tenerla al mi alrededor hace que me exalte.

—¿Deseas algo de mí? —cuestiono al apartar la vista de todo lo que tenga que ver con su persona.

—Quiero recordarte algo.

—Pudiste hacerlo por mensaje.

Un bufido escapa de sus labios, se acerca a mí y con dos de sus dedos toca mi mandíbula y me obliga a voltear.

—Eso no habría sido romántico —señala y sus ojos se clavan en los míos, tanto que puedo divisar la manera en que sus pupilas se dilatan.

Mis labios se separan casi por inercia.

—¿Podrías ser directa? —murmuro con los ojos en sus labios morados.

Ella sonríe de manera amplia y su hoyuelo se marca, provocando que trague con dificultad.

Eres mía —dice casi en un susurro—, sólo mía, no voy a dejar que una estúpida me robe tu amor.

Enarco una ceja.

—¿De qué hablas? —pregunto descolocada y con los ojos entornados.

—Te he visto con esa chiquilla de nuevo ingreso en periodismo —asegura y me olvido de como respirar—, no es nada profesional...

—Okey, nos besamos en los baños, pero te lo juro que no significó nada —me excuso—, ¡espera! yo no debería estar dándote excusas.

Heyde guiña uno de sus ojos.

—La correcta y perfecta Klainy Mikaela García Pascal, besándose con una desconocida de nuevo ingreso en los baños de la universidad —dice y de sus lindos labios escapa un sonido de desaprobación—, y es tan descarada como para admitirlo en la cara del amor de su vida.

—Te estás pasando.

Heyde se aleja de mí, cruza sus piernas y niega.

—Tienes razón, te perdonaré por tu infidelidad —dice y me le quedo viendo haber si veo un atisbo de comedia—, sólo sí me besas a mí también.

—¿Estás loca? ¡No!

Heyde voltea hacia mí, su mirada es seria, tranquila con un atisbo de nerviosismo que apenas puedo llegar a notar.

—Dame una buena razón para no hacerlo y me voy —asegura sin apartar su mirada—, me conoces, sabes que siempre cumplo con mi palabra.

Suspiro y cierro los ojos.

Ella me conoce tan bien que si le miento, se dará cuenta y no sólo eso, me tendrá rencor por no poder ser valiente y decirle a la cara que me muero por besarla.

Es un hecho, la quiero besar, ¿por qué? es que sé por mis recuerdos que besa rico.

Abro los ojos, bajo el paragua y me armo de valor para lo que va a salir de mi boca.

Algo que por supuesto va en contra de mi moral, porque jamás pensé que me iba a besar así como así en un parque. Bueno, últimamente he ido en contra de mi moral y se me ha hecho muy satisfactorio.

—No tengo una razón —admito y siento como la endorfina hace presencia en la escena—, simplemente no quiero que nos compliquemos con esto, tú y yo tenemos muchas cosas en que ocuparnos y... sí, sí quiero besarte, pero no quiero que eso nos envié a...

Soy interrumpida por Heyde la cual me ha callado con su repentino acercamiento.

—Estás diciendo sandeces —afirma cuando su rostro está tan cerca que su aliento acaricia mi mejilla—, siempre he sido yo la cobarde que deja de lado lo que tenemos por otros asuntos que supuestamente son más importantes.

—Tengo muchas cosas encima como para preocuparme por una relación.

—Te entiendo —asegura y sus ojos se relajan—, entiendo lo que sientes, pero quiero que sepas que no es bueno tratar de pasar por todo eso sola, sé que te has alejado de Klaus y que te alejas lo más que puedes de preguntas.

Sus labios se mueven con tanta gracia que hipnotizan mis ojos.

De repente he dejado de escucharla.

—Quiero estar para ti, ser tu consuelo... lo que quieras puedo ser, sólo déjame estar para ti —ruega y yo me termino de acercar.

Nuestros labios rozan y ella ríe.

—¿Me dejas besarte? —indago en un susurro y Heyde asiente.

Entre Marzo Y Agosto✨ [TERMINADA]Where stories live. Discover now