Uno

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La música sonaba a todo volumen en aquella fiesta, había personas bailando y cantando, con el ruido capaz de dejarte sordo, alcohol y también miles de aroma en el aire, tabaco y posiblemente droga en una esquina de que el bar, la diversión era not...

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La música sonaba a todo volumen en aquella fiesta, había personas bailando y cantando, con el ruido capaz de dejarte sordo, alcohol y también miles de aroma en el aire, tabaco y posiblemente droga en una esquina de que el bar, la diversión era notable entre las personas que bailaban en la pista, entre los que tomaban algo en el bar o se besuquean en los asientos más al fondo, todo un completo caos perfecto para el deleite de quien gozará de lo más salvaje de Tokio.

Tan exquisito e intoxican te por donde se viese, por donde hay tanto que explorar, tocar y probar, esa era la vida nocturna de la ciudad, esa era su vida en aquel momento, bailando con un completo desconocido, disfrutando de cualquier experiencia que el mundo pusiera sus pies, con una copa en las manos y ropa negra a juego con olas luces Led del lugar, alzando las manos para acompañar el ritmo permitiendo que si cuerpo tomará lo que quisiera mientras él se divertía, soltero, sin compromisos y menos ataduras, si ese era el.

Un chico de estatura baja de cabello rubio algo largo, ojos oscuros y un rostro qué parecía ángel, con la piel como será blanca y tensa, con una sonrisa que seducirla hasta el mismo demonio, ese era él, aquel que movía las caderas de una manera exótica y con magia en sus ojos, seduciendo al antojo a cualquiera que cayera en sus encantos, Manjiro, Manjiro Sano, Mikey como todos lo conocían en la vida nocturna de la ciudad.

Un tremendo lobo sin manda, que sacudía las caderas con el ritmo de la música, con el cuidado que cada vez que subiera y bajara su cadera se viera como rompe, para que cualquiera que lo viera se volviera loco, no se había visto a alguien como él jamás, un soltero que no se enamora de nadie, pero tienen a quien quiera a sus pies, un chico de 20 años complemente en su mundo, alguien o por dios, un alguien que nadie podría olvidar jamás si llegaras a verlo algún día.

Mikey se sentía tan libre esa noche como nunca lo había hecho, esa noche era su noche, no buscaba nada, pero estaba dispuesto a todo, mientras bailaba en esa pista en uno de los clubs dirigidos por sus amigos, ahí está él, con el cuerpo en el valor del ambiente y bailando como si la vida se le fuera en proceso, estaba tan a gusto que, si corazón lo sentía en el pecho, tal vez era eso o tal vez la droga que viajaba por sus venas, pero se sentía increíble, se sienta bien. Subía y bajaba sobre el chico con el que baila en turno, la envidia de todos ahí por tener a tremenda belleza cerca.

El menor de una familia prestigiosa que presencia a su presencia, Mikey se sentía tan bien que quería que esa noche fuera eterna, fuera la mejor que hubiera experimentado, desde uno de los balcones unos ojos ámbar lo cuidaban, Baji estaba ahí en compañía de otro chico de ojos grises, ambos brindando por su reciente cierre de negocios, el pelinegro jamás dejaría solo a su amigo, pero tenía cosas por hacer esa noche, así que cerraría el trato y se marcharía.

—Deja que se quede un poco más—Le dice el otro—Parece que se divierte, yo me encargo.

—Voy a creerte Ryo—Le contesta bebiendo de su copa—Mañana salgo del país así que tengo que irme.

La Usurpadora (Drakey) Where stories live. Discover now