Capítulo 18

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PEDRI

Fuimos todos juntos en el autobús para ir a la Torre Eiffel. El restaurante era increíble. Toda la Torre Eiffel era increíble. En el restaurante las paredes eran de cristal, por lo que podías ver toda la ciudad. 

A nosotros nos sentaron en una mesa que estaba pegada la pared. La mesa estaba cubierta por un mantel negro y las sillas eran de color beige. Al poco rato de sentarnos nos tomaron nota, India se pidió un croque-monsieur y los chicos y yo nos pedimos uno de los platos más sanos que tenía el restaurante por la dieta. 

Cenamos tranquilamente, bueno, algunos no estaban tan tranquilos, pero lo importante es que estábamos todos muy felices por la victoria del equipo. Victoria gracias a India, por todo lo que nos dijo en el vestuario, la verdad es que tenía razón y no nos podíamos rendir tan fácilmente después de todo lo que habíamos luchado. Cada día estaba más enamorado de ella, y esta noche tenía una sorpresa.

Cuando terminamos de cenar y nos fuimos de allí, todos se montaron en el autobús para "ir al hotel". Cuando India iba a poner un pie en el autobús, la cogí por el brazo y la atraje hacia a mí.

-¿A dónde te crees que vas, Indy? -le pregunté agarrando su cintura para que no se moviera de ahí. Estaba embobado mirando esos ojos. Sus ojos. Esos que cada vez que me miraban se iluminaban  haciéndome sacar una sonrisa.

-Pues al hotel, ¿no? -me contestó con duda. Yo hice un gesto de negación porque no entendía nada. -¿Entonces a donde? -me preguntó mas desconcertada todavía.

-Es sorpresa.

Ella no sabía lo que pasaba y eso me encantaba. Después de responderle eso la cogí de la mano y la guié  por una calle de París mientras hablábamos y reíamos sobre cosas triviales. Nunca me reía así con nadie, solo con ella.

INDIA

Estuvimos un rato andado por la ciudad hasta que llegamos al sitio al que Pedri me quería llevar. No entendía nada. Estábamos en el puente de las artes, el lugar donde nos dimos nuestro primer beso. Las vistas eran preciosas: habían farolas alrededor del puente que iluminaban los candados y de fondo se podía ver el río Sena con un barco flotando en la superficie. Y para rematar, el cielo tenía un montón de estrellas y una luna llena preciosa, que lo estaba iluminando todo. 

Eran las mejores vistas que había visto en mi vida. Bueno, las segundas, porque la primera en el top era la cara de Pedri mirándome con esos ojos llenos de amor y ternura.

Le iba a preguntar que hacíamos aquí, pero no me dio tiempo porque me empezó a hablar él.

-India, te quiero confesar muchas cosas. Lo primero que quiero decirte es que no puedo vivir sin ti, me estás mostrando mi verdadero yo, desde que te vi supe que ibas a cambiar mi vida, y así ha sido. No puedo parar de pensar en ti, en tus ojos, esos preciosos ojos que no puedo para de mirar porque me llenan de vida, y esa sonrisa que hace que tenga sentido mi vida. Me encanta pasar tiempo contigo porque no me lo paso igual o la mitad de bien con nadie, me haces feliz, India, y no me gustaría perderte jamás. Así que esta es la segunda cosa que te quiero confesar: Te quiero, te quiero como no he querido a nadie, estoy muy enamorado de ti, India. Y ahora viene la cosa más importante que quería decirte desde el principio: ¿Quieres ser mi novia?

A esa altura ya se me habían saltado unas cuantas lágrimas por la emoción que sentía en aquel instante, y fue él quien me quitó las lágrimas de la cara pasando sus dos dedos pulgares y rozando mi suave piel por mis mejillas. Estaba llorando porque yo también sentía lo mismo y que a él le pasara lo mismo me convertía en la persona más feliz del mundo.

-Claro que sí, mi niño -le respondí pasando mis manos por su cuello para atraerlo a mí y darle un beso, al que obviamente el acepto sin ninguna pega.

Y justo cuando nos empezamos a dar un beso lento y suave, con amor y cariño, empezaron a salir fuegos artificiales desde el barco que había en el río. Forzando un poco la vista pude distinguir a algunos de sus compañeros saltando y celebrando nuestra relación en el barco. Yo me eché a reír y miré a Pedri, quien me miraba con una mirada cómplice.

-Y bueno, esta era otra parte de la sorpresa -me dijo Pedri mirando de  reojo a sus amigos.

-Pues me ha encantado la sorpresa -le dije y, seguido de eso, le planté un beso más profundizado saboreando su boca, como si estuviera memorizándola.

Definitivamente estaba enamorada de él.

ALMAS GEMELAS || Pedri GonzálezOnde histórias criam vida. Descubra agora