Dream.

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Estaban uno al lado del otro, no podían verse, ya que, su atención se posaba en los monarcas que se encontraban en la pista de baile a algunos metros de distancia, pero lo que sí podía, si relajaba los latidos de su propio corazón, era escuchar su lenta respiración; deseaba acortar el espacio que había entre sus manos, para que estas se encontrarán por un instante. Tan cerca de su meñique...

El sonido de aquella alarma logró despertarlo, First abrió sus ojos de poco a poco, de nuevo aquel sueño de guardias reales, pasó sus manos por el rostro para intentar recordar un poco más, recordaba al chico, de baja estatura si lo comparaba con él, cabello demasiado oscuro para ser castaño.

– Debería pedirle a mamá que no dejé la televisión con sus películas de época tan seguido. – ya sentado en la cama, movió su cabeza en ambas direcciones para tratar de olvidarlo. – Cada vez siento que duran más.

No recordaba con exactitud cuándo habían comenzado, pero iban en aumento, al principio sólo eran pasajes de un palacio, que poco a poco comenzaron a tener forma y lograba ver algunos empleados, sin embargo ya conocía esa espalda de memoria, había llegado a ese punto dónde podía decir con exactitud en qué dirección se mueve su cabello o tal vez su estatura promedio, pero el rostro de aquel acompañante, aún era todo un misterio.

Trataba de no darle mucha importancia pero su cuaderno de apuntes delataba lo contrario, miró su mano, moviendo sus dedos como si tratará de encontrar algo entre ellos y con la otra tomó delicadamente su meñique, tomándolo entre su pulgar e índice, "ojalá hubiera tocado su mano" pensó, porque decirlo dentro de su pensamiento, era la manera más valiente de aferrarse a aquel sueño.

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Caminaba a paso lento rumbo a su nueva escuela, suspirando de manera pesada, "vida aburrida, ciudad aburrida, personas aburridas" de todos sus recuerdos, ésta era su estancia más tranquila, no había tenido malos padres, mucho menos tener que preocuparse por las cosas, tuvo una infancia feliz, sin embargo, todos los días se preguntaba ¿cuándo volvería a verlo? ¿el universo sería piadoso con ellos en esta ocasión? ¿cómo debería actuar?

Esa y otra clase de preguntas eran las que rondaban por la cabeza de Khaotung, había tenido pocas vidas, si mal no recordaba iba por la número cinco o al menos cinco desde que decidió no perder sus recuerdos. Toda acción tiene su precio, pero esa es una historia que se contará en otro momento.

En el pasado, todo había ocurrido tan rápido, los encuentros, el romance y las inesperadas despedidas y parecía que él no cambiaba más que de nombre; su rostro seguía siendo el mismo, más alto que él, con esos ojos que lo enloquecía, lo dulce de su risa y lo firme de sus manos ante el toque, todo eso, ponían ansioso a su corazón. Le extrañaba tanto que, había días en lo que su existencia era demasiado pesada para vivirla, le hacía falta, siempre que tardaba en encontrarlo, le hacía falta.

Llegó a la entrada de la universidad, no le encantaba la idea de ser el nuevo compañero pero no tenía muchas opciones, así que, sólo tenía que seguir con su vida hasta que el destino fuese amable con él.

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Al parpadear lograba ver su mano con aquel guante blanco, sentía frío en sus mejillas al grado que al respirar, lograba ver la tenue bruma de su propio aliento, iluminado por la luna.

– Vamos, antes de que se den cuenta de que no estamos. – le dijo aquella voz, tomando su mano, al ver su cabello de inmediato comprendió quién era. Sin ningún permiso entrelazo sus dedos con los suyos y por un instante se sintió completo.

Dream.Where stories live. Discover now