Bandolera

Extra

Victima de su propio invento, a la mujer encima se le oscurecieron los ojos al ver aquel despliegue y empezó a moverse con más rapidez a un ritmo constante que le mantenía al borde de ese picor incontrolable de su propia intimidad. - Abre más las piernas. - Sacó los dedos de la boca de su novia y movió su pierna derecha hacia arriba formando un bonito triangulo que le daba el ángulo perfecto para perderse en su interior y además la oportunidad de amasar ese culo blanco que tanto le gustaba.

La mujer debajo de ella sonrió victoriosa cumpliendo con lo que le estaban pidiendo. - Sí por favor. - Y se preparó. - Quiero que lo hagas lento...

Su novia volvió a arrastrar sus dedos por el cuerpo de la mujer a su merced llevándolos finalmente a su intimidad desde atrás, le dio dos toquecitos justo donde estaba su clítoris haciéndola empujar hacia arriba para luego por fin meter dos de sus dedos en su vagina tan lentamente como sabía que a su novia le gustaba. - ¿Así?... Despacito... - La mujer asintió sintiendo la presión en su interior y estaba tan en el borde que sabía que no tardaría nada.

La rubia soltó otro gemido ahogado sintiendo su cabello caerle en el rostro. - Dale amor, sigue, sigue...

Lo que se escuchó después de eso era una confusión de gemidos y jadeos que marcaban un mismo ritmo, Amelia se empujaba sobre el culo de su novia y la fricción le regalaba la sensación justa para dejarse ir con facilidad mientras que Luisita se retorcía bajo sus cuidados sintiendo como los dedos de su novia entraban cada vez con más dificultad. Las paredes se estrecharon y su vientre se tensionó mientras el hormigueo recorría su cuerpo de los pies a la cabeza dejándola embobada y cuando sintió que su cuerpo no aguantaría más de ello, Amelia siguió moviéndose y su interior siguió convulsionando en busca de más placer, su cuerpo entero se tensionó de nuevo casi dolorosamente y escuchaba como la morena sobre su espalda hacia lo mismo tirando de su cabello rubio a un lado mientras escondía el rostro en su cuello sudoroso.

Aún con los ojos cerrados su visión se nubló y se hizo el silencio dejando caer su cuerpo por completo en la cama sintiendo como sus músculos se relajaban y su mente quedaba en blanco. Volvieron en sí con las respiraciones un poco agitadas y la garganta seca, la primera en dar muestras de vida fue Amelia quien dejaba besitos cortos sobre la piel de la espalda de Luisita y la abrazaba con gusto. - Te quiero. - Le susurró al oído.

Y Luisita tuvo que sonreír aún con los ojos cerrados, buscó la mano de su novia y besó sus nudillos. - Yo también te quiero. - Correspondió el sentimiento y luego olisqueó aquellos dedos. - Hueles a mí. - Sonrió satisfecha.

Amelia sobre su espalda resopló carcajeándose. - Luego dices que soy yo quien mata el romanticismo en esto nuestro. -

-Que huelas a mí también es romántico, quien dice que no. -

-Ya... me muero de sed. - Se acomodó la morena al lado de la otra mujer dejándole aire a que se diera vuelta también y al estar completamente desnuda sus ojos fueron a parar sobre los pezones rosados y erectos de la rubia. - Puff voy por agua mejor. - Se abanicó la cara poniéndose de pie.

Luisita al ver su reacción se echó a reír. - Pero ¿Qué pasa? -

-Nada, que va a pasar. - Respondió sin mirarla. - Creo que por ahí aún hay botellas de agua, enseguida vuelvo. - Y salió de la habitación regalándole una vista de su culo desnudo a la rubia.

Luisita se mordió el labio inferior y negó con la cabeza antes de llevar las manos a la cara sintiendo sus mejillas calientes al igual que el resto de su cuerpo aún, salió de la cama y se metió al baño contiguo con una idea en mente.

Amelia regresó con dos botellas de agua en la mano. - Amor, encontré agua, pero están al clima, así que no hay de otra. - Al no verla en la cama donde la había dejado caminó hasta el baño que tenía la puerta cerrada. - ¿Estás haciendo caca? - Preguntó.