The Matchmaker

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Un peso muy grande sobre Sirius le despertó, en un frío 21 de diciembre 1980. Sintió un par de lametazos en la cara y comenzó a acariciar a Padfoot por pura inercia.

Pero su querido perro, un American Stanford Blue Nose de 60 kilos, empezó a ladrar con fuerza. Podréis imaginar que no hace poco ruido precisamente. Así que Black se vio obligado a despertar e ir a echarle comida al cuenco.

Tardó poco en descubrir que eso no era lo que pads estaba tratando de decirle. El perro no paraba de revolotear en torno a la puerta de su apartamento de Camden Street, al norte de Londres.

A Sirius ni siquiera le dio tiempo a ponerse una camiseta antes de salir (su cerebro tampoco estaba por la labor de procesar el frío que iba a pasar saliendo a la calle sin camisa en el frío invierno londinense).

Agarró las llaves, le puso al perro la correa y el bozal y, en cuanto abrió la puerta, fue arrastrado escaleras abajo por su mejor amigo y fiel compañero. Ni siquiera tuvo tiempo de tener frío cuando salió a la calle, porque estaba siendo arrastrado hacia Camden Garden.

- ¡Pads, para!- gritó varias veces, pero no había manera. El perro siguió tirando de él hasta que Sirius tropezó y rodó por el césped cubierto de nieve. Sintió pasos cercanos, y una presencia cálida que se arrodilló a su lado y sujetó su cabeza.

- Oh, por Dios ¿Estás bien?- cuando Sirius abrió los ojos creyó, de verdad creyó, que veía un ángel. En frente suyo tenía a un chico castaño, de ojos miel, gafas, con la cara llena de pecas y una sonrisa apenada que se le antojó la más hermosa que había visto en su vida.

- Yo...- su voz se quedó atrapada en su garganta, no fue capaz de articular las palabras hasta que se dió cuenta de que Padfoot seguía suelto y de que eso era un verdadero problema.- ¡Padfoot!-

- ¿Disculpa?- susurró el chico, frunciendo el ceño confundido. Sirius se sonrojó, y se apresuró a levantarse.

- Mi perro, ha salido corriendo, al tropezar le solté y está suelto. Por Merlín, menos mal que le puse el bozal.

- ¿Merlín?- susurró confundido el chico levantándose tras de él.- Da igual, vi a tu perro, salió corriendo y se metió entre esos arbustos.- señaló un punto no muy lejano del parque.- Vamos, te acompaño.

- Muchas gracias, de verdad.- habló Sirius, y se giró a mirarle ofreciendo su mano.- Me llamo Sirius, Sirius Black, es un placer.- saludó cuando el chico aceptó la mano que le tendía.

- Yo soy Remus, Remus Lupin. Tienes las manos heladas ¿Por qué no llevas camiseta?- Sirius se sonrojó ligeramente, y rió por lo bajo al darse cuenta de que el tal Remus estaba mucho más sonrojado que él y miraba de reojo sus abdominales.- Toma mi abrigo.- le ofreció mientras caminaban.

- Oh no, no puedo aceptarlo. No vivo lejos de aquí, en seguida volveré a casa, no te preocupes.

- Insisto en que te lo pongas.- repitió el muchacho, ofreciéndole la prenda. Sirius sonrió y la aceptó, se la colocó rápido y enseguida sintió como el calor empezaba a envolverle. Miró de reojo el suéter marrón de su acompañante, que combinaba con sus pantalones de pana.

- De acuerdo, pero me dejarás invitarte a un café a cambio del favor ¿Verdad? Te aviso que no aceptaré un no como respuesta. Mi apartamento está cerca de aquí, y es muy calentito.- miró de reojo al otro chico, que sonreía mirando al suelo.

- Claro, me encantaría.- llegaron al lado de los arbustos, y antes de que pudieran darse cuenta Padfoot había saltado sobre Remus. Sirius, temiendo que pudiera hacerle daño, se lanzó contra él para apartarle, y acabaron los tres rodando por el piso entre risas.

The Matchmaker (Wolfstar)Where stories live. Discover now