Momentos mágicos... y de sorpresas

21 3 1
                                    


Día dos:

Momentos mágicos... y de sorpresas

.

Aunque se divertía fingiendo poderes adivinatorios, el hecho era que conocía a su esposo como nadie.

Su ingreso inesperado a la universidad de Toudai, le ayudó a refinar su intuición. Mucha gente con doble intención trató de seducirla.

En la preparatoria gritaban sus intenciones, en la escuela superior encontró trampas ligeramente más elaboradas. Invitaciones por café, paseos en motocicleta, boletos para conciertos, etc. De poco servía que se declarase felizmente casada.

Casi parecían tomar su situación de esposa como un desafío personal.

Algunos aspirantes con neuronas funcionales reconocieron a su esposo como uno de los tres campeones del célebre: «Rey de los peleadores» y se alejaron de inmediato. Las mujeres que la catalogaron como una gata ladrona de hombres, tuvieron un doloroso encuentro con la realidad al comprobar que no era una damisela en apuros y estaba preparada para cualquier locura.

Meses después, Akane Tendo encontró cierta normalidad, solo estudios, sin interés por vida social o romántica en la escuela.

Al terminar las clases caminaba directo a la estación de tren, sin hacer escalas.

Moemi y Yamura la siguieron discretamente y descubrieron de inmediato la causa. El célebre luchador la esperaba en el mismo sitio del tren cada día. Fue necesario un poco de atención en el joven de cabello negro y ojos azules para descartarlo como un marido controlador o posesivo.

El brillo en su mirada y la sonrisa de muchachito demostraban su dicha ante el encuentro con su esposa. Era casi como contemplar a un poderoso tigre transformase en un cachorrito ante la presencia de Akane. El nuevo rumor del tigre domado en el tren corrió silenciosamente por la escuela, elevando el estatus de Akane Tendo a leyenda viviente.

Por lo tanto, fue una sorpresa completa para las dos jóvenes el notar los suspiros y la creciente distracción en su amiga Akane.

—Estoy preocupada por Ranma— les dijo a ambas durante un periodo libre en la cafetería escolar.

Yamura sonrió como si Akane hubiese anunciado que tenía una B en sus exámenes y dijo de manera dramática:

—¡Por fin! ¡Un poco de normalidad para ese cuento de hadas en el que vives!

Moemi le replicó a la rubia falsa.

—No seas idiota, Yamura. Akane no vive en un manga de chicas, solo es feliz. Es tu necesidad de ver el mundo arder.

—Soy realista, querida. Tendo tiene buena figura, buenas notas en la escuela y al esposo más caliente en este lado del mundo.

—Eres pesimista, quieres que la gente viva en una de esas novelas sombrías que dibujas cada mes.

—El dolor vende, querida. Tanto rosa no puede...

Akane se desconectó de la plática simplemente observando. Cómo dos personas con actitudes e ideas tan diferentes podían mantener una amistad tan estable, le causaba curiosidad. Tal vez eran un tema para su tesis en el futuro. Cuando estaban por pasar a la violencia física dijo:

—No es algo serio— y añadió—: mi esposo es un mal mentiroso y ya no tenemos los enredos de nuestro tiempo de prometidos. Es solo... que algo lo tiene inquieto, casi asustado cuando lo encuentro por las noches. Y no puedo encontrar la causa. Solo es en ese pequeño momento antes de tomar el tren de regreso a casa. El resto del tiempo es transparente como siempre. No es por las notas que le dejo en Atami. De hecho, las descubrí todas juntas en el escritorio de su oficina.

—¿Notas?— preguntó Moemi confundida.

Akane comenzó a explicar la naturaleza de los recados... y un momento después las mujeres frente a ella estaban berreando de risa.

—¡Quieren dejar de reírse, esto es serio!— gruñó Akane enojada.

Un momento después y con la calma restaurada. La plática volvió a niveles adultos.

—Si solo ocurre en ese periodo de tiempo, lo más lógico es que lo sigas para averiguarlo— dijo Moemi robando una papa frita del plato de Akane.

—Eso sería espiarlo, estoy preocupada, porque no encuentro el motivo que lo tiene tan inquieto.

—Espiar es una palabra fea, Tendo. Nos apoyaremos en Yamura para que lo cuide en esa ventana de tiempo.

La joven de cabello teñido se congeló en el acto de poner más salsa en la comida de Moemi.

—¿Eh?

La sonrisa de la morena se volvió depredadora antes de susurrarle algo en el oído.

—Prometiste nunca contarlo—gimoteó la rubia.

—Solo sigue al hombre por unos días.

—Bien, pero en cuanto vea algo raro les diré.

Akane suspiró nerviosa. Tantas cosas podían salir mal con ese plan, pero quería saber.

---------------------------------------

Dos semanas después, Moemi y Akane no pudieron contener su curiosidad. Su comunicativa amiga no informaba nada.

—Deja el misterio y cuenta— demandó Moemi.

Akane se mantuvo muy atenta al informe.

—Es como dijo, Tendo. Encuentra la nota, se sonroja, retoma el tren, sale y se queda mirando aparadores antes de ir a encontrarla. ¡No pasa nada!

Akane actualizó el misterio para sus amigas.

—Ranma continua nervioso, lo que sea que ocurra sigue sucediendo.

—No miento, incluso lo grabé en días diferentes.

Con eso dejó una pequeña cámara sobre la mesa y ambas se concentraron en la diminuta pantalla.

Las imágenes estaban mal enfocadas y tambaleantes, pero definitivamente confirmaban el informe de Yamura. Con ligeras variaciones dependiendo del día, Ranma establecía lentamente una nueva rutina. Akane sí detectó la culpa por necesitar las notas, su amor al encontrarlas y su paseo por la avenida, la pausa al mirar la tienda de ropa.

Su interés era evidente.

—Quiere que uses ese mini atuendo negro~ canturreó Moemi.

—Pasea de un lado a otro, no es eso— dijo Yamura.

Pausaron la imagen y Akane contempló las tres piezas: una blanca, una roja y miró el pequeño y atrevido conjunto negro en el maniquí.

Su esposo era entusiasta, pero tuvo que admitir, para sí misma, que todas las «ayudas matrimoniales» eran ideas suyas. Incluidos los juegos y disfraces.

Ranma estaba muy interesado en una pieza de aquel lugar.

Y no era el conjunto negro que su amiga suponía.

Continuará...


Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
En exhibiciónWhere stories live. Discover now