A través de tu mirada

Primer contacto en Dublín

Señores pasajeros, hemos iniciado el descenso hacia el aeropuerto de Dublin. Si no se producen retrasos adicionales no previstos, aterrizaremos en el aeropuerto de Dublin dentro de quince minutos.

El cielo en Dublin está prácticamente nublado. La temperatura es de 9 grados.

¿9 grados? Adivina quien se va a morir de frío. El viaje se me está haciendo eterno, no he podido dormir ni aunque sea 5 minutos, al menos estoy más tranquila.

En cuanto llegue tengo que comprar una tarjeta para el autobús, también tengo que mirar como llegar del aeropuerto al hotel. Me podría venir alguien a recoger, con un cartel que ponga mi nombre en la salida del aeropuerto, pero pido mucho.

Damas y caballeros en el día de hoy tenemos una oferta especial a la hora de comprar rasca y gana. El dinero irá destinado a diferentes asociaciones......

¿De verdad hay gente que compra estas cosas? Quiero decir, si que para pasar el rato o echarse unas risas puedes comprar uno, pero es que aqui te cuesta 7 euros un cartón para que no te toque nada, vale si, el dinero "va destinado" a diferentes asociaciones pero sigo viéndolo muy caro para lo que es.

Damas y caballeros, al comenzar nuestro descenso, por favor, asegurarse de que los respaldos de sus asientos y las mesas de las bandejas estén en posición vertical.

¡Por fin! Ojalá poder ver el aterrizaje, pero como estoy en pasillo la ventana mucho no la puedo ver, y como todo el mundo esta mirando por ella.

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Perfecto, ya he recogido las maletas, está todo en orden. Tengo que coger el bus 700, y bajarme en parada Kildare Street, son unos 50 minutos de trayecto, el siguiente autobús pasa en... ¡35 minutos! ¿Voy a tardar 1 hora y media más o menos para poder llegar al hotel? Voy a mirar cuanto sale un taxi, tampoco creo que sea muy caro.

- ¿Julia? -Me pregunta un hombre de unos 40 años dentro de un coche gris.
-¡Si! Soy yo - Le contesté al hombre.

Algunos taxis aquí no tienen ningún letrero de que son taxis, supongo que serán independiente o utilizarán vehículo personal y por eso no llevan letrero.

A través de la ventanilla, contemplaba el cielo gris y las gotas de lluvia que caían con suavidad sobre la ciudad.

A medida que avanzábamos por las calles empedradas, me enamoraba cada vez más del encanto de Dublín. Los edificios históricos de colores vibrantes y las típicas puertas de colores llamativos de las casas creaban un paisaje pintoresco y lleno de carácter.

El taxista, con su acento amigable, compartía historias sobre la ciudad, lo que me hacía sentir más conectada con el lugar. Pasábamos por pubs acogedores donde la música en vivo y el bullicio de la gente creaban una atmósfera acogedora y festiva.

Finalmente, el taxi se detuvo frente a mi hotel. Al entrar, me recibió un vestíbulo elegantemente decorado con un ambiente clásico y acogedor.

El personal del hotel me saludó con una cálida sonrisa y me acompañó a mi habitación. Al abrir la puerta, me sorprendió la elegancia y el buen gusto de la decoración. Desde la ventana, podía ver un enorme parque, St Stephen's Green, nunca había visto parque tan hermoso, todo verde, con un enorme lago rodeado de personas viendo patos y cisnes.

En ese momento, me di cuenta de que mi aventura en Dublín prometía ser inolvidable. La belleza del paisaje, la amabilidad de las personas y la elegancia del hotel se combinaban para crear una experiencia única. Me sentí agradecida por estar allí y entusiasmada por explorar todo lo que esta encantadora ciudad tenía para ofrecer. Así que me recosté en la cómoda cama, lista para descansar y recargar energías para aprovechar al máximo mi estancia en Dublín.

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Me desperté sobresaltada por  la vibración insistente de mi teléfono. Parpadeé un par de veces, tratando de enfocar mi vista en la pantalla, y vi el nombre de mi madre en la llamada entrante. Con una mezcla de emoción y cansancio, respondí.

- ¡Hola, mamá! Ya estoy en Dublín! - dije con una sonrisa en mi voz- Acabo de llegar hace un par de horas, estaba descansando un poco en el hotel, en un rato voy a empezar a explorar la ciudad.

Ella se mostró entusiasmada y curiosa, preguntándome cómo había sido el viaje y si todo estaba bien con mi hospedaje. Le conté sobre el encantador trayecto en taxi desde el aeropuerto hasta el hotel, y cómo el paisaje y la arquitectura de la ciudad me habían cautivado desde el primer momento.

Con cada minuto que pasaba en la llamada, mi emoción por estar en Dublín crecía aún más. Prometí compartir fotos y detalles sobre mis aventuras mientras exploraba esta maravillosa ciudad irlandesa.

Después de despedirnos, me sentí agradecida por tener una madre que siempre se preocupaba por mí, incluso estando al otro lado del mundo.

Agarré mi teléfono nuevamente y busqué el nombre de mi novio en mis contactos. Con un ligero nerviosismo, presioné el botón para llamarlo y esperé ansiosamente mientras sonaba el tono.

- ¡Hola amor! - escuché su voz cálida al otro lado de la línea-

- ¡Hola amor! Ya estoy en Dublín - dije emocionada- He llegado hace un rato, y me he tumbado en la cama para descansar.

Él se mostró igualmente emocionado y preguntó cómo había sido mi viaje.

Le conté sobre la llamada de mi madre y cómo había sido reconfortante hablar con ella, aunque estuviera tan lejos. Él sonrió y me recordó cuánto me querían ambos.

- Te echo de menos... -admití con sinceridad- Pero sé que esta aventura en Dublín será increíble y lo aprovecharé al máximo.

Él prometió que estaría a solo una llamada de distancia si necesitaba algo y me animó a disfrutar cada momento de mi viaje.

Con su apoyo y cariño, me sentí aún más fortalecida y lista para aprovechar al máximo mi tiempo en Dublín.

Después de despedirnos con un "te amo", colgué la llamada con una sonrisa en mi rostro. Sabía que, aunque estuviera lejos de casa, tenía a mi novio y a mis padres en mi corazón, haciéndome sentir amada.