CHARBABY

LA FIESTA DE HOCKINS

POV CHARLOTTE

No podía decir que confiaba en la forma de conducir de mi mejor amiga, ella lo hacía como si la policía nos estuviera persiguiendo y trataremos de escapar de ellls. Si seguíamos con la velocidad en la que íbamos, no tardaría antes de que ese pensamiento se volviera realidad y nos adjudicarán una multa.

—¿Creés que podrías detenerte aquí para bajar por un cigarrillo?

Observe por el espejo retrovisor a Kyle, el hermano de Ava, apretando sus manos como si estuviera sediento y necesitará agua. Había pasado el día ayudandonos en algunas labores en casa y Ava no lo había dejado fumar un solo cigarrillo desde entonces. Conociendo la forma compulsiva en la que fumaba, estaba segura que estaba a un paso de enloquecer si en las proximas horas no tomaba un cigarrillo.

—No.―dijo Ava, arreglando su cabello sin mirar a la carretera. Mire a los lados, asegurandome de que no habían otros carros en la autopista. ¿Por qué se me había ocurrido aceptar la invitación de Ava a esta fiesta sabiendo que ella conduciría?

—Ava, necesito un cigarrillo antes de hablar con todos estos tipos.—se quejó él, la necesidad intermitente filtrandose en su voz — ¿Te imaginas que la cague delante de ellos?

Hablando de cigarrillos, no entendía porque el auto que el novio de Ava le había regalado, tenía ese olor a cigarrillo en el ambiente. ¿Por qué siendo nuevo pareca como si alguien lo hubiera usado antes? No quería saber la respuesta, no me gustaba el tipo por una razón y era los multiples negocios que tenía. Y ninguno parecía ser legal.

—¿Por qué no intentas dejar los cigarrillos? —intente intervenir, sin saber muy bien que decir para aligerar la situación entre ambos hermanos—Podría funcionar.

No iba a funcionar si seguía encerrado en un auto con el olor de su adicción rodeandolo.

—Lo haré.—me aseguró, de nuevo sonando desesperado— Pero no pasará esta noche...

—Igual que tampoco pasara ese cigarrillo.—le cortó ella, abriendo la guantera y tomando un labial sin despegar la vista del camino de la carretea. Me inquietaba que hiciera tantas cosas justo cuando estaba manejando, pero ella parecía no darle importancia. Kyle parecía querer lanzarse del auto en los proximos minutos y Ava parecía no tener amor por su vida, pero yo necesitaba sobrevivir al menos esta semana. No podía morir con deudas que pagar, sería deshonroso para mi memoria.

—Vamos, Ava...—insistió Kyle, inclinandose entre los asientos para mirar a su hermana con súplica. Rodee los ojos con diversión, él seguía creyendo que su hermana se detendría solo por un cigarrillo.

—No, Kyle.—gruñó Ava, lanzandole una mirada de advertencia. Mi corazón saltaba cada vez que apartaba los ojos de la carretera, iba a morir si seguía haciéndolo.—Esa será mi última palabra y deja de insistir antes de que pateé tu culo fuera de mi auto nuevo.

Kyle siguió inclinado sobre los asientos, pero esta vez se giro hacía mí para suplicar de nuevo:—Charlotte...

Oh, no.

—Lo siento, Kyle.—me encogí de hombros, negando con la cabeza.— Prefiero no ir en contra de mi paseo de vuelta a casa.

Conociendo a Ava, podría cambiar de humor y se enojaría hasta el punto de bajarme del auto y hacerme caminar de vuelta a casa. Solo porque no queria verme y decir algo que no pudiera retirar. Había aprendido a no llevarle la contraria a Ava cuando ella tenía más que ganar, aunque algunas veces me molestara.

—Apenas querías venir y te obligo a hacerlo, pero decides ponerte de su lado.—se burló, echandose para atrás en su asiento y bufando con enojo.

Kyle había llegado el año pasado a Boston directamente de Damariscotta, con solo un bolso y esperanzas de conseguír algo mejor que lo que tenía en el pequeño pueblo en el que todos crecimos. Por un tiempo estuvo bien en nuestra pequeña casa, hasta que conoció a alguien gracias a su cuñado y ahora creía que era su mejor amigo. El mismo que le había dado su mal habito por el cigarrillo. No quedaba rastro del mismo chico risueño que dejamos hace cinco años cuando nos mudamos a la ciudad, pero él no parecía querer volver a ser ese niño.