CAPÍTULO XVIII - CHEQUEOS DE RUTINA

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- Babi, contrólate - intervino Gustavo - Hija, si tú me permites voy a hablar con ese joven. Lo quiero conocer y cerciorarme si es el tipo de persona que dices que es. - dicho esto, la comida continuó en paz. A medianoche, Gustavo buscó el número de Diego en el móvil de Perla y lo agendó para poder concertar una cita con el pretendiente de su hija.

A la mañana siguiente, Gustavo se levantó y se preparó para ir a la clínica a un chequeo de rutina. Luego de realizarse ese chequeo (donde los resultados fueron buenos, respecto a su problema cardíaco), se sentó a descansar en una banca. Se acordó de la promesa hecha a su hija y decidió contactar a Diego para conocerlo.

- ¿Diga? - atendió Diego.

- Buenos días joven. Usted no me conoce y yo tampoco, pero quisiera poder dialogar con usted personalmente - respondió Gustavo con cortesía.

- Pues yo tampoco sé quién es, ni cómo consiguió mi número - respondió Diego.

- Soy Gustavo Vidal, padre de Perla. Y es mi deseo poder conocerlo, joven.

Diego hizo un silencio de asombro al recibir esa respuesta.

- Joven... ¿Esta ahí? - preguntó Gustavo al sentir el silencio

- Sí, mire... Sucede que ahora estoy en la clínica acompañando a mi madre a un chequeo médico ¿quiere dejarlo para esta tarde?

- Disculpe la requisitoria ¿En qué clínica se encuentra?

- En la Clínica de Dios, en la sección oncología ¿Por qué? - preguntó Diego

- Mire joven, casualmente yo estoy en esta misma clínica. Disculpe si llega a ser molestia, pero ¿no puede ser ahora el encuentro?

- Pues de ser así, no veo el impedimento. Venga, lo espero en el pasillo - aceptó Diego.

Gustavo colgó su móvil y se dirigió hacia oncología. Al llegar al pasillo, descubrió a Diego sentado solo, esperando la salida de su madre. Se acercó y se presentó:

- Buenos días joven, soy Gustavo Vidal

Diego se incorporó y saludó

- Buenos días. Soy Diego Olivera Mancini. No tenga miedo en tratarme de "tú". Dejemos el formalismo de lado - saludó Diego y dicho esto se sentaron para dialogar. Gustavo se sorprendía de la libertad que percibía dentro de ese muchacho y el hecho de que acompañe a su madre a un chequeo médico, provocaba que reciba un tanto de ese joven que pretendía a su hija.

- Muy bien señor, usted dirá el motivo de este encuentro - dijo Diego tratando de romper el hielo.

- Bueno pues... Debes saber que estamos en proximidades del cumpleaños de mi hija ¿no?

- Así es. En realidad quien me ha informado de ello fue mi prima Valeria, ya que pretendo una sorpresa para Perla ese día. - dijo Diego

Gustavo se sorprendió gratamente al conocer que Diego y Valeria eran primos y continuó:

- Mira, no es que quiera prejuzgarte, pero es mi intención poder conocerte, joven. Mi esposa lamentablemente no tiene una buena visión de ti, respecto a las cosas que sucedieron en los últimos días. Pero te veo hoy así, impaciente, preocupado, esperando por tu madre. Y esas no son actitudes de un muchacho rebelde. - decía Gustavo.

- Señor, creo que ya conozco esa novela. Ya la habré visto una y mil veces en la televisión catalana. Un joven de clase media baja, que se enamora de una joven de clase alta y que recibe el asedio de la madre de su amada, porque no lo considera de su conveniencia al no ser de su misma clase social. -respondió Diego con cierta ironía - Si ustedes supieran las cosas que sería capaz de dar por el amor de su hija, se convencerían de que no la quiero para otra cosa que no sea amarla.

Por Tu Amor ( Saga 3 metros sobre el cielo y Tengo Ganas de ti)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora