🥀𝕮𝖆𝖕. 18) 𝙴𝚕 𝙳𝚎𝚋𝚎𝚛 𝙳𝚎 𝚂𝚘𝚕𝚝𝚊𝚛🥀

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Pᴏᴅíᴀ ʀᴇɴᴅɪʀᴍᴇ ᴀ ᴇʟʟᴀ ʏ ᴘᴀsᴀʀ ᴇʟ ʀᴇsᴛᴏ ᴅᴇ ᴍɪ ᴠɪᴅᴀ ᴇɴᴛʀᴇ ᴅᴜʟᴄᴇs ɪʟᴜsɪᴏɴᴇs, ᴇɴ ʟᴀ ʟɪʙᴇʀᴛᴀᴅ ᴅᴇ ʟᴀ ᴇɴᴀᴊᴇɴᴀᴄɪóɴ.

-𝔍𝔦𝔪 𝔍𝔞𝔯𝔪𝔲𝔰𝔠𝔥.

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En un sólo día, Aria había tenido que lidiar con la remodelación de una de las habitaciones vacías en la casa (la cual le había sido entregada por Alec, para colocar todos los materiales que le ayudaban a dibujar y a desestresarse); todo aquello que había enviado de la casa de su madre, por fin le había llegado a Singapur y sin Alessia ni Avery a su lado y con Alec concentrado en aplazar su trabajo por una semana, la remodelación fue sólo para ella (lo que no le molestó, pero la dejó exhausta).
Por primera vez en mucho tiempo, se encontraba sola en una casa, pero lejos de sentirse sola, triste y confundida, se sentía en paz y aquello la hizo sonreír.

Con una galleta en la boca y sentada en el sofá, observó la habitación...
El color de las paredes era de un tono entre el rosa, el amarillo y el morado, una combinación alegre y extraña que la hacía sonreír; una pequeña ventana frente a la puerta (con vista a la entrada de la casa) permitía que el aire refrescara el lugar, pero al mismo tiempo evitaba que todo tuviese un aura obscura y lo suficiente tranquila como para ayudarle a dibujar con el corazón; el enorme cuadro que había adornado por años su habitación en Perth, ahora colgaba en una de las paredes de aquél nuevo hogar, lejos de la luz del sol, en donde sólo ella (y tal vez Alexander) podría verlo; varios de sus dibujos (aquellos que representaron en momento, los sentimientos de tristeza y dolor que cargaba) adornaban una de las paredes; el resto del lugar tenía caballetes con papeles en blanco, esperándola, diferentes tipos de tizas y de algunas pinturas.
Todo había quedado perfecto, incluso mejor de lo que se había imaginado.

De pronto, el sonido de la puerta principal la obligó a ponerse de pie, aún no era momento de que Alexander la buscara allí y viese cómo había quedado el lugar; por lo que se puso de pie, salió de la habitación, cerró con llave y corrió hacia la entrada.

—¿Ari?.

La voz de Alec resonó en sus oídos y se detuvo antes de acercarse a él.

—Hola amor.

La observó de pies a cabeza muy confundido; bajó la mirada hacia su propia ropa... El pantalón, al igual que la playera que llevaba puestos, estaban sucios de pintura y polvo; él por el contrario, iba en un traje azúl marino que le lucía perfecto, limpio y demasiado perfecto... Si alguien los llegaba a ver juntos de aquella manera, no creerían que ella era la esposa de un hombre como él; aunque tampoco era como si le importara, por lo que sólo sonrió y se acercó a su esposo...
Alexander Allen podía ser cruel con todo el mundo, pero Aria (desde pequeña) se había dado cuenta que con ella siempre dejaba ver aquél lado amoroso y cariñoso que nadie más (a excepción de su hermana) debía descubrir.
Él sólo se limitó a observarla mientras se acercaba y a sonreírle.

—Señora Allen, ¿ha dormido entre la tierra y botes de pintura?.

Las manos de Alec la tomaron de la cadera para levantarla y sentarla sobre la encimera que dividía la sala de la entrada (no tan alta pero tampoco pequeña).

—¿Por qué?. ¿Me ayudará a limpiar el desorden que soy?.

Los hoyuelos característicos de Alec (que transformaban su rostro de amoroso a sexy) se hicieron presentes y el corazón de Aria latió fuerte y rápido; el jean fue desabrochado con rapidez y un segundo más tarde, fue retirado con fuerza dejando sus piernas pálidas al descubierto...

El Delirio De Los Sueños... © [Libro #1/ Secuela Locura]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang