Oneshots -Fnf.

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꧁Bᴏʏғʀɪᴇɴᴅ꧂
»Wara x Sasa«
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Mi nombre es Wara, solo Wara, no hay apellidos los cuales honrar. Soy de nacionalidad estadounidense, pero comencé a vivir en la capital de Japón hace aproximadamente 5 años, y la verdad, tuve que luchar mucho para adaptarme a este nuevo entorno, definitivamente no es nada parecido a mi país natal, pero... Supongo que no está mal; aprendí el idioma con bastante facilidad y la gente ha sido muy buena conmigo, al menos la mayoría, siempre habrán personas con un mal genio, pero eso no es solo en este país. Puedo confirmar que encontrar un trabajo estable en este lugar es muy difícil, los medios se empeñan en convencer y desinformar con la idea de que será pan comido, pero no es así, las posibilidades de conseguir empleo como extranjero no son abundantes, para ello deberías tener un contrato antes de ingresar al país, estar visado de trabajo, saber hablar y escribir en japonés e inglés para que así valga la pena; deberás estar al pie de la letra con sus costumbres, normas y formas de hacer las cosas, y claro, debes estar listo para que te traten de inculto, ladrón e incluso de acosador.

Como imaginarás, siendo extranjero las cosas no fueron fáciles a la primera, pero soy alguien perseverante y me conformo con poco, así que teniendo la primera oportunidad de trabajo fue suficiente para mí y mi cumplimiento de metas.
Durante mi primer año conseguí un techo bajo el cual vivir en un barrio algo pobre, pero era lo que me alcanzaba con mi salario, no me quejo, al menos tenía un hogar al cual regresar cada día, además, mis vecinos eran agradables, tal vez por naturaleza, o tal vez por miedo, no creo que les sea apasionante tener problemas con un extranjero de 1,86 de altura y de apariencia intimidante, esta gente es algo tímida y retraída.

Mi trabajo habitual en este país es de repartidor de alimentos, para trabajar con empresas grandes y en una oficina se requieren años de experiencia para poder estar al nivel de los demás, son muy estrictos con eso, el tener mi título universitario no ayuda mucho en estas circunstancias, pero no se gana mal estando de repartidor, usualmente gano entre 6.000 o 8.000 yenes diarios, y semanalmente consigo entre 70.000 y 80.000 yenes. En mi país se solía ver muy mal a esta labor, y tengo que admitir que me avergonzaba un poco al comienzo, pero estoy realmente agradecido con este trabajo porque me enseñó lo que es el trabajo duro, y además, lo conocí a él:

Sasanouchi, un chico japonés de estatura baja, enserio, muy baja, mide 1,55. Tiene el cabello teñido torpemente de verde con algunos mechones de color castaño, sus cejas son gruesas y sus ojos grandes, me gustan sus orejas, el brillo en su mirada y el aroma que porta de su shampoo. Suele vestir ropa holgada, oscura y de tonalidades verdes, le gusta el ramen, el takoyaki, dibujar, y en general ama todo tipo de arte, algo que tenemos en común. Desde que lo conozco acostumbra a usar una mascarilla, he visto varios japoneses usándola, pero él incluso la usa dentro de casa, creo que sólo le he visto una vez sin ella, y la verdad, no puedo dejar de pensar en eso desde ese día, este chico... Es realmente bonito.

— ¿Qué pasa? —Preguntó el chico de cabello verdoso al percatarse de su mirada.— ¿Tengo algo en la cara? —Se tocó el rostro.

— No, no pasa nada. —Contestó el más alto mirando nuevamente sus apuntes.— Solo pensaba.

Vivo con él hace 3 años en una bonita casa a las afueras de la ciudad lejos del centro de Tokio, es un barrio muy tranquilo, nos hicimos amigos muy rápido desde que comencé a repartir por su área, solía pedir comida bastante seguido, y cuando me mudé con él supe porqué: hay muchas cosas que él no sabe preparar, pero las que sí sabe las hace deliciosas. Actualmente le ayudo en una investigación secreta, Sasa es un chico muy inteligente, jamás imaginé encontrarme con un muchacho así en este país, menos por esta zona, fácilmente puedo decir que es un prodigio, pero él no busca conseguir fama, solo cumplir sus metas personales y quiero ser parte de eso.