—No pensé que te importaría —confesé, con honestidad.

—Todo lo tuyo me importa, Abril.

Tenía la mandíbula más tensa, y la mirada más oscurecida por el enojo; aun así, sus palabras provocaron que mi corazón se acelerara de manera repentina. No sabía que tanto necesitaba escuchar a Christian decirme algo así. Probablemente, estaba loca por encontrar tierna aquella afirmación, cuando él lucía a punto de explotar.

—No es la gran cosa, solo dice que no puedo hablar de nuestra supuesta relación, tampoco debo exponerme públicamente con otra persona en los próximos seis meses. Para los ojos de todo el mundo tú estás comprometido con Lena, por eso consideré que no te importaría.

—¿No es la gran cosa? ¿Leíste bien el contrato? No me respondas —me apuntó antes de que intentara decir algo—. No lo hiciste.

—Lo hice.

—Me queda claro que no lo hiciste, no mencionaste nada de tus salidas a eventos con él. Deberás asistir a los eventos que sean requeridos en los siguientes seis meses.

—Ese punto ni siquiera me parece importante.

—¡Pero lo es!

—Christian, no me grites. Franco me aseguró que solo serán un par de ocasiones.

—Lo peor es que le crees. Te mintió y todavía cometes el error de confiar en él. Su equipo no tiene nada que ver con esto, estoy seguro. Es increíble como el hijo de puta te envuelve.

—Me mostró los correos que le enviaba su equipo de prensa. Podía meterlo en problemas —expliqué con desesperación.

—Nadie lo conoce, no lo meterías en ningún problema porque solo en su casa saben quién es.

Me sentí idiota mientras me observaba cada vez más agitado, tiró el sobre en la mesa, y cruzó los brazos al mismo tiempo en el que se recostaba en la silla, adaptando una postura que solo reflejaba tensión.

—¿Por qué te molesta tanto?

—¡Por todo! Por qué hablaste con él, por qué aceptaste lo que te pidió, por qué vas a acompañarlo a eventos en los que actuará como si tiene algo contigo. Estoy seguro de que aprovechará cada oportunidad para mostrarte.

—Christian, en caso de asistir a algún evento con él solo lo haré como acompañante, y si me muestra a como dices, sabes perfectamente que solo es por apariencias.

Mi respuesta le sentó terrible, y no tenía claro la razón de ello. Negó casi con furia al mismo tiempo en el que se ponía de pie. No supe qué esperar de aquel momento, por un instante creí que, iba a ir directo a la puerta para marcharse, mi mente ya trabajaba en encontrar un argumento para detenerlo cuando me di cuenta de que se acercaba. Mi mirada se vio arrastrada hacia él de nuevo, por una fuerza inexplicable de la que no podía huir. Lo miré a los ojos mientras acortaba la distancia, percibiendo como el pulso se me aceleraba de la nada.

—No te disgusta la idea, ¿cierto? De hecho hasta parece disfrutarla.

—No entiendo tu postura, prácticamente haces lo mismo con Lena. Ella es tu prometida y te muestra las veces que se le da la gana —pese a la molestia que me causaba la situación, hablé de ello con tranquilidad, con el único fin de balancear la energía del lugar.

—Es completamente diferente, Lena me importa una mierda, a ti te gusta ese hijo de puta, por eso aceptaste —me acusó.

Pese a la irritación que me provocaba que levantara la voz, sentí una ligera satisfacción al verlo así de molesto. Christian estaba celoso, casi rabiando por mi supuesto interés por Franco. El aire se tornó denso entre ambos al vernos a los ojos, no me di cuenta que tan cerca estábamos hasta ese momento en el que me vi rodeada del olor de su perfume.

Fuimos momentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora