Capítulo 17

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Perdónenme la vida, las amo, para recompensar la ausencia les dejo un capítulo larguísimo, pido perdón por ello también

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Perdónenme la vida, las amo, para recompensar la ausencia les dejo un capítulo larguísimo, pido perdón por ello también. Prometo que no vuelvo a ausentarme por tanto tiempo. Nos leemos el próximo finde, promesa de dedo meñique. 

17. Feliz cumpleaños

✨Abril✨

La mirada de Christian se percibía como pequeños piquetes en mi piel por la forma en la que me observaba. Lo hacía fijamente, con la mandíbula tensa y el ceño fruncido. El enojo se reflejaba en sus ojos y se sentía en su energía, su cuerpo estaba rígido sobre mi silla, llenando todo el espacio de una tensión palpable de la que incluso Scarlett pudo darse cuenta.

El nerviosismo zumbó bajo mi piel al sostenerla la mirada, me sentí escrutada y juzgada por el breve momento en el que no evité verlo; pese a ello, mantuve la compostura mientras le agradecía a Scarlett por haberme llevado el paquete.

—No fue ninguna molesta, Abril. Con permiso, me retiro.

Aunque había sonreído, era perceptible su incomodidad, así como su desesperación por marcharse. Caminó hasta la puerta con pasos rápidos que la sacaron antes de que lo esperé de la oficina. Tal vez por ello me sobresalté al escuchar el sonido del suave clic de la puerta al ser cerrada.

Volteé para estar frente a Christian una vez más, como si no estuviera esperando a que explotara. Su mirada seguía ahí, pinchándome la piel en medio de un silencio que comenzaba a ser asfixiante. No me acerqué para sentarme sobre su regazo de nuevo, decidí permanecer en el centro de la oficina, aguardando que dijera algo. Tras lo que consideré un largo momento, me di cuenta de qué no sería él el que propiciaría la conversación. No tenía ni la más pequeña intención de hablar, solo se dedicó a intimidarme con su lenguaje corporal.

—Es un contrato de confidencialidad.

—Lo sé, lo leí —la frialdad en su voz me puso más nerviosa. Levanté la cabeza y le sostuve la mirada, con la intención de contrarrestar la tensión entre los dos.

—Franco me pidió como favor que lo firmara. Su equipo lo estaba presionando, tenían miedo de que se supiera que mi relación con él fue falsa.

—Y lo firmaste —me reprochó, cada palabra se percibió como un reclamo.

—Le hice un favor.

—¿Por qué habrías de hacerle un favor a ese hijo de puta? Firmaste y no me lo dijiste.

—¿Por qué habría de decírtelo?

Responder a la defensiva, tal vez, no era lo más inteligente que podía hacer, sin embargo, me sentí atacada por su mirada confrontativa, y sus gestos que solo evidenciaban rabia contenida.

—¡Porque estamos juntos!

Mi cuerpo se sacudió ante aquella respuesta, agradecí que Christian bajara la cabeza para respirar hondo, porque no pude ocultar lo mucho que me afectó escucharlo decir aquello. Me relamí los labios y solté el aire que se había quedado atascado en mis pulmones, para poder hablar.

Fuimos momentosOnde as histórias ganham vida. Descobre agora