Capítulo 36 | Easton

1.6K 155 6
                                    

Easton

Le abro la puerta a Hazel una vez que entramos al restaurant, pido una mesa para dos y esperamos unos minutos en la recepción mientras buscan una mesa disponible y somos llamados.

─¿Tienes alguna recomendación para mí? ─me pregunta mientras leemos la carta, le doy una segunda leída al menú.

─El ratatouille es muy bueno aquí pero el coq au vin es de mis favoritos ─digo con una sonrisa y eso me recuerda a aquella vez en la que los dos cocinamos por primera vez en nuestros departamentos.

─¿Qué pedirás tú? ─Pregunta aun leyendo la carta.

─Probablemente el coq au vin.

─Bueno, quiero lo mismo.

─Muy bien ─digo con un asentimiento─. ¿Quieres vino?

─Una copa no vendría mal.

─Eso mismo pensé ─y solo pienso tomar una copa porque voy a conducir de regreso a casa.

Ordenamos cuando viene el mesero de nuevo a tomar nuestra orden.

─Estaba preocupada por ti cuando no te vi en el trabajo ─Hazel se atreve a confesar y veo un ligero sonrojo en sus mejillas al admitirlo en voz alta. Aunque Hazel es mucho más expresiva que yo, he notado que se sonroja con frecuencia cuando dice algo que le resulta personal o íntimo.

Le doy una sonrisa, además de mi madre, es a la única persona que la he escuchado decir esas palabras en mucho tiempo. Creo que ya rara vez las personas se llegan a preocupar por mí.

─Te lo agradezco ─respondo después de unos minutos─. Estaba preocupado por mi madre cuando me hablaron esta mañana, creí que algo malo le había pasado.

Aprieto los labios en una mueca y Hazel también.

─Me alegro de que ella esté estable.

─Gracias ─doy un pequeño asentimiento─. Sé que debí avisar en el trabajo, es solo que...

Aprieto los labios con fuerza.

Ni siquiera me pasó por la cabeza hasta horas más tarde que debí llamar. Estoy casi seguro de que Herbert estuvo furioso de saber que no estaba allí, no sería la primera vez que sucede.

─Solo quería asegurarme de que estaría bien, no quería dejarla sola.

─Tranquilo, no te culpo por eso ─dice y sus ojos marrones se encuentran con los míos antes de que sus labios se curven en una sonrisa pequeña─. Yo también hubiese hecho lo mismo.

Y estoy seguro de que sí, de que Hazel también hubiese pasado sus días con su madre tal como yo suelo hacerlo, porque por mucho que ellas siempre aseguran estar bien, a veces es todo lo contrario, saben que se están muriendo por dentro, pero tienen un caparazón tan grande, tan firme y resistente que ante los hijos siempre se muestran las más fuertes y valientes mujeres que el mundo puede tener.

Es admirable todo lo que una madre puede hacer por sus hijos.

─Supongo que el día en el trabajo estuvo más ocupado de lo normal, ¿no?

Pregunto con intención de iniciar otra conversación.

─Un poco ─dice ladeando la cabeza─. Yo también tuve un par de asuntos que atender y me fui un poco antes de la cocina.

Enarco las cejas.

─¿Antes?

Hazel aprieta los labios con fuerza.

─Sí ─la noto tragar con fuerza y presiento que se pone nerviosa lo que genera más curiosidad en mí. Hazel desvío la mirada de la mía─. Mi padre quería verme.

Chef KissesDove le storie prendono vita. Scoprilo ora