1

734 52 31
                                    


Ser Spiderwoman era lo único que le hacía sentir mejor en ese momento, o mejor dicho, era su única distracción y método de desahogo, era lo único que le hacía pensar aunque fuese un poco menos en todo lo malo que recientemente había ocurrido en su vida. Lo que más le apetecía en ese momento era estar encerrada en su habitación a oscuras, tumbada en su cama, llorando; pero estaba en lo alto de una azotea vigilando la ciudad por la noche cual gárgola.

—Hola —dijo una voz masculina detrás de ella, sorprendiéndola. Rápidamente se levantó y se giró.

Era un hombre ridículamente alto, musculoso, y con un traje especial, con un símbolo rojo y brillante en el pecho que parecía una araña pero también una calavera, podría ser tanto un héroe como un villano asique se puso en pose defensiva. Su instinto arácnido no le decía nada pero ocultaba algo con sus brazos tras su espalda y eso no la tranquilizaba.

—¿Qué traes detrás de tu espalda? —preguntó ella.

—Me alegra que preguntes —dijo el hombre, haciéndole oír su acento mexicano. De detrás de su espalda sacó lo que ocultaba y lo que vió la paralizó por completo.

Era la cabeza de su exnovio.

Tantas cosas pasaron por su mente que se mareó y le dieron náuseas, a parte de las lagrimas que empezaron a brotar de sus ojos debajo de la máscara.

Es cierto que después del daño que le hizo durante y después de su relación lo odiaba y hasta le deseó la muerte, pero jamás pensó que realmente llegaría a verlo muerto y de una manera tan gráfica. La fe de que volviese arrepentido a ella para pedirle disculpas por tratarla tan mal se fue a la basura, eso ya nunca pasaría. Ahora, más que nunca, solo quedaban sus memorias. Además, ¿cómo es que este hombre sabía que él era su ex? Ni si quiera él sabía su identidad de superheroína, por tanto, de alguna manera, sabía su identidad de civil.

Casi instantáneamente pegó un salto de la azotea y empezó a columpiarse por los edificios de su ciudad, y al ver esto él tiró la cabeza al suelo de la azotea como si fuese el envoltorio de un caramelo y la copió. Se extrañó al girarse y ver que él también tenía telarañas (y encima de color naranja brillante y fosforito) y se columpiaba por los edificios casi como ella. Mientras huía de él sin rumbo formó la teoría en su mente de que él, de algún modo, era como ella, él también fue picado por una araña radioactiva.

—¡Puedes huir pero no puedes esconderte! —dijo tras ella.

Supuso que podría combatir con él, ya se había enfrentado a todo tipo de villanos y situaciones siendo Spiderwoman, pero ver que había matado a su ex y que de algún modo sabía su identidad la aterrorizó. Su miedo, o mejor dicho, su instinto de supervivencia le gritaba que saliese corriendo y se alejase de él lo más rápido posible, era incapaz de girarse y atreverse a golpearlo.

Tras mucho rato jugando al ratón y al gato, pareció que le despistó y se alejó de él, reposando en otra azotea tras la persecución. Se quitó la máscara para tomar aire mejor y por miedo a vomitarla, mientras sus palmas y sus rodillas estaban clavados en el suelo, al igual que sus ojos.

—Te dije que podías huir pero no esconderte —volvió a decir él detrás de ella con cierto tono victorioso, poniéndose ya así mismo la medalla de ganador.

Con el pulso otra vez a mil por el miedo, intentó levantarse, ponerse la máscara y saltar del edificio pero no le dió tiempo, él fue más rápido que ella y le lanzó una gran telaraña para envolverla de cuerpo entero como hacía ella con los ladrones que atrapaba. Intentó soltarse, intentó romperla asique no pudo escapar.

—¿Quién eres? ¿Cómo lo sabes? ¿Por qué? ¿Qué quieres? —preguntó aterrorizada mientras él empujaba la telaraña hacia él con un solo brazo, arrastrándola por el suelo. Pensó en gritar, pero sería inútil por la altura del edificio, nadie la escucharía, y probablemente ni le daría tiempo a formular la palabra entera porque este le pondría una telaraña en la boca para callarla o incluso algo peor, como estrangularla.

—Soy tu sueño hecho realidad —dijo él dejándola completamente confusa mientras su máscara, de algún modo, se desmarerilazaba, no era tela normal y corriente—, te he estado observando desde hace un tiempo —dijo sonriendo de lado. Si no fuese por el contexto de su encuentro, admitiría su atractivo rostro y cuerpo—. Soy Miguel O'Hara, un Spiderman de otra dimensión, y la gente de tu dimensión también considerarían que vengo del futuro. Al principio te observé para reclutarte en mi sociedad arácnida, para trabajar con otras Spidersonas en misiones interdimensionales, pero... No he podido evitar empatizar y sentir pena por tu situación. Ese gilipollas no te merecía, asique he cumplido tu deseo y lo he matado. Quieres un novio que te ame y cuide de todas las formas, y aquí lo tienes. 

Se quedó atónita ante el monólogo que había escuchado. Parecía irreal, una historia de ciencia ficción, pero vivía en un mundo loco lleno de superhéroes y villanos, ¿asique por qué no iba a ser cierta la locura que decía?

—¡No quería eso, quería que ÉL fuese eso otra vez! —gritó rompiendo en llanto, no se podía creer que ahora ya, definitivamente, nunca más iba a pasar.

—Sabes que eso no pasaría nunca. Decía mucho pero actuaba poco. Cómo aquella vez que te dijo que quería verte sonreír, que no quería verte triste pero nunca te regaló nada, y cuando le pedías que te regalase una misera flor o te escribiese una carta de amor se excusaba y se molestaba.

Eso pasó hace medio año, y se dió cuenta de que mínimo medio año llevaba este hombre espiándola.

—El mejor regalo que te pudo hacer fue dejarte. Ya estoy aquí yo para cuidarte.

—Dios, callate —dijo harta—, y suéltame.

El se giró un segundo, toqueteó un reloj que llevaba en una muñeca y se abrió un portal naranja. No se parecía a los de Dr Strange.

—Oh te soltaré —dijo mientras se agachaba y la cogía del suelo en brazos (cual princesa)—, pero no aquí.

Y de repente notó como le clavaba unos colmillos afilados en el cuello.

the better option | miguel o'hara x lectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora