La llegada

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Después de un larguísimo trayecto en silencio a mi madre le dio por hablar para "mejorar el ambiente".

- Noah puedes dejar de hacer eso por favor me pones nerviosa. Le dijo mi madre, ya que Noah no dejaba de dar golpecitos en el asiento.

- Tu haces muchas cosas que me ponen nerviosa y no digo nada. Dijo ella cerrando su libro.

- Ya está no empecemos otra vez por favor que me duele la cabeza. Dije yo entre dientes.

Mi hermana y mi madre estuvieron discutiendo durante un rato más sobre cosas variadas que no alcance ha escuchar ya que me puse mis cascos.

- Pero miralo por el lado positivo vais a tener un hermano! Dijo mi madre para "alegrar" a Noah.

- Y eso es lo positivo? Tenemos conceptos muy distintos sobre que es positivo. Le dije rodando los ojos.

- Mira estoy segura de que os llevaréis genial, Nick es un encanto y tiene un par de años más que tú Clau, pero tu eres más madura, también va ha la universidad y está estudiando derecho. Dijo mi madre orgullosa, como si fuera su hijo o algo.

- Que bien. Dije sarcástica.

- Bueno chicas alegrar esas caras porque ya hemos llegado. Nos explico mi madre ilusionada.

El barrio era impresionante, las mansiones eras enormes y parecían carisimas llegamos hasta el final y había una mansión un poco más baja lo que hacía que hubiera mejores vistas al mar. Mi madre abrió la valla con una especie de mando y condujo rodeando la fuente hasta las escaleras de la entrada donde nos esperaban su marido William Leister y unos hombres vestidos como pingüinos. Al bajar del coche mi madre fue corriendo hacia Will para abrazarle como una adolescente loca, mientras que Noah se dirijio a por sus cosas.

- Bueno chicas este es Will. Dijo mi madre feliz.

- Hola soy Claudia. Dije con mi mejor sonrisa, o al menos la mejor que pude hacer, no me hacía gracia tener otro "padre".

Noah se estuvo peleando con un tío vestido de pingüino por quien llevaba las maletas hasta que Will la convenció y ella cedio.

-Soy Noah. Dijo con mala cara.

-Bueno que os parece si os enseñamos la casa y vuestras habitaciones. Dijeron mi madre y Will super ilusionados.

Nos enseñaron la lujosa casa con miles de habitaciones piscina de interior y mil cosas más hasta que decidieron enseñarnos nuestras respectivas habitaciones.

- Esta de aquí es la de Noah, esta la de Clau, está la de Nick y está del centro es la nuestra. Nos explicaron ellos.

Los 2 se fueron con Noah a su habitación y yo entre a la mia, me fije en que la puerta no tenia pestillo y pensé en ponerlo más adelante, me quedé fascinada al abrir la puerta. La habitación era inmensa tenía unas increíbles vistas al mar, había una cama de matrimonio rodeada de almohadones, el suelo estaba tapizado y cubierto con una gran alfombra, era tan suave y gordita que se podría dormir en ella, las paredes eran de color blanco roto y había varios póster de musica y algunos cuadros muy bonitos, en cuanto a mubles habia un escrito con un mac gigante, diversas estanterías y un tocador entre otros. Cuando me giré lo vi, vi el sueño de cualquier chica adolescente un vestidor lleno de ropa, había ropa carisima, había que joderse para gastarse 682$ en un vestido blanco liso.

- Es impresionante. Dije casi boquiabierta, porque de verdad que me fascinaba aquella habitación.

- Nos alegramos de que guste, ahora te dejamos descansar. Dijeron mi madre y Will.

Fuí a la habitación de Noah para ver como era y como estaba ella, su habitación también era fascinante solo que con las paredes de azul cielo como su color favorito, ella estaba sorprendida viendo la carisima ropa del vestidor, estuve hablando con Noah hasta que me llamó mi amiga Eli por teléfono.

- Toda una pijada de habitación Eli te encantaría si la estuvieras viendo ahora mismo. Le dije flipada.

- Joder que envidia tía, aver si estos pijos no van ni a tener un sándwich para comer eh. Dijo ella riéndose a través del teléfono móvil.

Baje las escaleras en dirección a la cocina ha buscar algo de comida mientras seguía hablando con Eli por el teléfono, rezando por no perderme llegue a la cocina y fui directa a la nevera.

-No doy créditos, tenias razón ni un maldito sándwich. Dije cerrando la nevera.

Lo que yo no me esperaba era encontrarme a un alto chico posado detrás de la puerta de la nevera mirandome con una sonrisa graciosa.

IMPOSSIBLE LOVE •Nick LeisterWhere stories live. Discover now