Asesinato en la oficina

9 0 0
                                    

La noche caía lentamente sobre la ciudad, envolviéndola en una oscuridad profunda. En una solitaria oficina, ubicada en lo más recóndito de un edificio abandonado, el aire estaba cargado de misterio y un sutil olor a humedad impregnaba las paredes descascaradas. El reloj en la pared marcaba la medianoche, el momento en que los secretos se vuelven más oscuros y los miedos se despiertan.

En ese sombrío escenario, un asesinato había tenido lugar. El cuerpo sin vida de un hombre yacía en el suelo, rodeado por un charco de sangre que reflejaba la luz de la luna que se filtraba por la única ventana de la oficina. El silencio era abrumador, solo interrumpido por el suave ronroneo de un gato negro que se paseaba por el lugar, observando con ojos penetrantes la escena macabra.

El hombre asesinado era un empresario de renombre, cuyos negocios oscuros lo habían llevado por un camino peligroso. Nadie sabía quién podría haber sido su asesino, y aquel lugar desolado parecía haber sido el escenario perfecto para llevar a cabo el acto violento. La oficina se encontraba en el último piso del edificio, lejos de las miradas indiscretas y rodeada de un aura de abandono que ocultaba cualquier rastro de la verdad.

Las sombras bailaban en las paredes mientras la luz de la luna se desvanecía lentamente. El gato negro, con sus ojos brillantes, parecía saber más de lo que mostraba. Se deslizaba sigiloso entre los muebles, como si estuviera siguiendo las huellas invisibles del culpable. Sus movimientos eran gráciles y cautelosos, y parecía estar guiado por un instinto innato.

El reloj de pared marcó las doce y media, y en ese preciso instante, el gato negro se detuvo en seco. Su mirada se fijó en un rincón oscuro de la oficina, donde una figura encapuchada emergió lentamente de las sombras. Era el asesino, revelándose finalmente. Sus ojos reflejaban la frialdad de un corazón lleno de malicia, y una sonrisa retorcida adornaba su rostro.

El gato negro se acercó lentamente, sin temor alguno. Sus ojos nunca abandonaron a aquel ser siniestro. Saltó con agilidad, arañando el brazo del asesino y provocando que este soltara el arma homicida. Un alarido de dolor llenó la oficina mientras el gato negro se alejaba victorioso, con una confianza innegable.

La justicia había sido servida, gracias a la intervención del misterioso felino. El asesino quedó tendido en el suelo, derrotado y condenado por sus actos. El gato negro se perdió en las sombras, desapareciendo en la noche como si nunca hubiera estado allí.

La oficina volvió a sumirse en el silencio, pero ahora estaba impregnada con un aire de resolución y esperanza. El misterio del asesinato se había resuelto, y aquel lugar abandonado ya no sería un testigo mudo de la violencia. La medianoche había sido testigo de la justicia, guiada por un gato negro que se convirtió en el símbolo de la verdad en la oscuridad.


Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Historias y poemas..Where stories live. Discover now