21. Le quito el baño al Rey de Roma

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7 meses de embarazo...

Volví a recorrer el pasillo por décima vez mientras hablaba con Pam sobre como llevaba el embarazo. Al parecer mal, menuda sorpresa.

-Te juro que es la última vez que tengo un niño. Cuando pase todo esto me voy a poner un DIU o a ligarme las trompas. ¡Yo no puedo más!- se quejó la chica al borde del llanto.

-Tranquilízate exagerada- si el embarazo le costaba no quería estar con ella en el parto. Recemos por que su hija sea buenecita y no se pase todas las noches llorando porque si no Pam se tirará por la ventana.

Pam y Hugo sí que quisieron saber cuál era el sexo de su bebé y la doctora les dijo que sería una niña. Desde ese entonces Pam está muy pesada con que el nuestro sea chico para así formar la parejita. Yo por mi parte prefería un chico, son más simples en la adolescencia, pero Max quería una niña con el pretexto de que son más cariñosas, más limpias y más responsables.

-Pues entonces tengamos a una como tú hermana, chica chico-le dije yo hace tiempo cuando discutíamos sobre el tema.

-Pues es una gran idea.

Y así es como nos quedamos, ambos estábamos de acuerdo en tener una niñita gay.

-¿Que me tranquilice? ¡¿Qué me tranquilice?!- gritó Pam tan fuerte que tuve que alejarme el móvil para no quedarme sorda.

-Pues sí porque eres una exagerada.

De repente me entraron unas ganas enormes de ir al baño y corrí todo el pasillo de la casa de Max por undécima vez. Si no me daba prisa se me iba a escapar, lo presentía.

-Claudia, mis tobillos se van a salir del país de los gordos que están. No puedo caminar sin que me duelan, y la tripa me va a reventar.

Max estaba a punto de entrar al baño pero le aparte de un empujón.

-¡Quita, quita, quita! ¡Qué me meo!- le dije para que se apartase, tras eso le cerré la puerta en las narices.

-Esta niña me va a dejar todo el cuerpo con estrías. No se lo voy a perdonar en mi vida, con el bonito cuerpo que tenía- se quejaba sola porque yo no la estaba escuchando.

-¿Otra vez?- se quejó Max desde el otro lado de la puerta- Estoy harto de que acapares el baño. Siempre igual.

-¡No es mi culpa! ¡Es el bebé! Que ocupa mucho en mi cuerpo y me oprime la vejiga- le respondí mientras me bajaba el pantalón y las bragas.

-Como sea-me contestó enfadado.

Siempre nos pasaba lo mismo, cuando él iba al baño a mí me entraban unas ganas enormes de hacer pis. No lo hacía queriendo, lo juro.

Me senté en la taza y dejé que mi vejiga se vaciase sola. Exhalé un pequeño "agg" cuando deje de sentir la presión.

-¡Claudia!- escuche muy bajito.

Corriendo me volví a colocar el móvil en la oreja, había dejado colgada a Pam.

-Lo siento.

-¿Me habías dejado hablando sola?- dijo enfadada.

-Lo siento de veras, pero es que me meaba.

-¿Estás haciendo pis mientras hablas conmigo?

-Am... sí.

-Qué casualidad, yo también.

Las amigas hablando por teléfono mientras cada una hacía pis en el baño de su casa.

-Vaya.

-Esto es horrible, meo cada 30 minutos. Me voy meando por las esquinas- se volvió a quejar. Todo en ella eran quejas.

-Yo igual, siempre le quito el baño a Max.

-¿Vas a tardar mucho? Me tengo que duchar. No vamos a llegar a la cena- hablando del rey de Roma que me estaba metiendo prisa desde fuera.

Dentro de un cuarto de hora deberíamos estar saliendo de aquí para llegar a la cena con nuestras familias. Como la primera fue tan bien, nótese el sarcasmo, decidieron hacer más. Ahora todo era diferente, nuestros padres se llevaban muy bien, se podría decir que se hicieron íntimos, hasta se fueron a Marbella de vacaciones un tiempo. Eso sí, el tema religión ni tocarlo.

-No, ya salgo- le contesté mientras cogía papel.

-Oye Pam te dejo que tenemos una cena y me tengo que vestir. Adiós.

-Que te lo pases bien, Adiós.

La colgué y dejé el móvil al lado del lavabo. Después de hacer todo lo relacionado con el baño, como limpiarme después de hacer pipí, me fui a vestir, lo que me llevó diez minutos. Verse bonita con la ropa de embarazada era un poco difícil. A Max en los quince minutos le había dado tiempo a ducharse y estar listo a la hora. Era increíble lo rápido que lo podían hacer, yo en ducharme no puedo tardar menos de media hora.

-¿Estás ya?- me preguntó Max desde el salón.

-Sí- dije a la vez que guardaba las galletas que había cogido de la cocina. Cuando tienes un antojo, tienes un antojo- Ya voy... espera no.

Me dirigí hacia el baño.

-¿Otra vez vas a hacer pis?- dijo Max más molesto que asombrado.

-Es que no voy a poder aguantar todo el viaje- nada más cruzar la puerta del baño sentí como algo se deslizaba entre mis piernas. ¿Me hice pis encima?-¡Oh Dios mío!

-¿Te has hecho pis?- me preguntó Max acercándose sin apartar la vista del gran charco que había en el suelo. Lo extraño es que seguía teniendo ganas de hacer pis- Eso no parece pis...

- Y no lo es- me di la vuelta con cuidado- ¡Max que viene el bebé!

Vecinos con derechos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora