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      El aullido de Marea anunciando la caída del sol despertó a Thalia Snow como todas las mañanas hacía ya unos meses, mientras se vestía con sus pieles desgajadas y viejas entre aquel sucucho húmedo, frío y mugriento al que estaba obligada a nombrar habitación pensó puntualmente desde cuándo ese animal peludo, blanco y cada día más gigante, la recibía con la mayor de sus alegrías cada mañana.

A esas horas de la mañana, los carromatos comenzaban a rodar lentamente cargados de pan caliente y otras cosas que se comercializaban, cosas que ella no podía darse el lujo de consumir. Como bastarda, su alimentación se reducía a las sobras o a la habilidad de cazar en el Bosque de los Dioses. Con el estómago crujiente de hambre, observó la fuente de manzanas que Jon le había dejado en una pequeña y destartalada mesita seguramente por la noche. Su hermano solía decir no existe ninguna otra prioridad que tus necesidades básicas, sin embargo para Thalia existían otras prioridades que la impulsaban a ignorar el ruido de su estómago y el frío húmedo que atacaba a sus prendas.

Marea había llegado a su vida justo en cuanto la casa Stark se revolucionó por completo, al hallar un lobo con astas de venado atravesadas en el cogote. Aquella casa ancestral presentía que nuevas desgracias caerían sobre ellos y especialmente Catelyn Tully, odiosa esposa del que decía ser padre de Thalia y Jon, Ned, rezó con desesperación.

Thalia prendía una pequeña fogata y sus labios con tanta ligereza como intensidad entonaban una oración que ella misma había inventado, sabiendo que a dios poco les importaban las palabras sino las intenciones. Aquella oración pretendía el dolor sobre la familia Stark/Tully, aquella familia perfecta que se veía deshonrada con la existencia suya y la de su hermano, el de los pobres y melancólicos ojos.

Algún día, Jon, su dolor será más que invisibles lágrimas como las tuyas. Algún día cada terrible día de nuestras vidas lleno de vacíos por su rechazo hacia nosotros, todo será miseria, terror y vacío para Catelyn Tully y sus legítimos hijos— solía decirle con la fuerza en la mirada de quien promete algo que necesita para otorgarle sentido a su vida. Algún día su furia la llevaría muy lejos, pensaba Jon procurando que la llevase todo lo lejos posible menos lejos suyo. 
La quería cerca.

Antes de salir de su habitación, Thalia tomó una manzana pues hacía pocos días con Jon habían cosechado junto con los campesinos. Marea adelantó sus pasos perdiéndose en el camino, siempre llevaba esa adrenalina cuando Fantasma, el lobo de su hermano, estaba cerca.
Como nacido de entre las puertas del cielo, entre las ramas de un árbol que desperdigaba pequeñas partículas de nieve caían lentamente sobre aquel hombre que reposaba casi en las alturas.

— Si Dios tuviera rostro, sería el suyo— Thalia quien tenía la costumbre de dirigirse como usted hacia su hermano, divisó el rostro del muchacho entre las ramas un largo rato. Su gran cuerpo yacía cómodamente sobre las ramas. La barba prominente denotaba ya su hombría creciente, brillaban sus ojos al verla debajo del árbol. Como un Dios que ve a su ángel favorito entre tanto cielo vacío. Ondea como un estandarte la oscuridad de su cabello similar al corazón azabache de su hermana, infestado por la venganza.

— Dicen todos que los Dioses son siete— Jon sonrió desde las alturas, con las manos aferradas a las ramas. En aquel momento deseó que las piernas de Thalia treparan hacia él. Diría que aquello era su actividad favorita, tanto como para Bran trepar. Recibir entre las ramas a su hermana, acogerse en el pequeño espacio junto a ella y que las ropas se rasguen minúsculamente, más de lo que estaban. Escapando así de los Stark y su egocentrismo.

— Todos creen en los Siete Dioses porque todos tienen muchos en quienes creer. Nacidos bajo una cuna legítima, el honor pareciera dibujar numerosos dioses ¿Por qué Robb cree en los Siete Dioses, si al fin y al cabo es un hombre como cualquier otro? ¿Por qué un hombre tan engreído como él tendría tan solo una conversación con sus dioses? ¿Sabes qué tienen en común el idiota de Robb y el príncipe Joffrey? Que con el solo hecho de nacer, han sido queridos y seguidos a todos lados. Sin embargo, nosotros con el solo hecho de nacer hemos sido despreciados. Nadie nos regaló joyas ni juró defendernos, jamás nos han besado la mejilla, jamás han elevado una oración en nuestro nombre para que tengamos una vida mejor. Sólo creo en usted, Jon y es suficiente para iluminar y hacer cálida mi alma por eso mi dios, es solo uno y por eso lo trato de usted— respondió mientras su hermano la escuchaba con atención, al mismo tiempo que observaba sus cabellos castaños teñidos, aquellos que Ned obligaba teñir.

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⏰ Last updated: May 03 ⏰

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𝐒𝐍𝐎𝐖 | 𝐣𝐨𝐧 𝐬𝐧𝐨𝐰Where stories live. Discover now