-Buenos días a todos... mucho tiempo sin verlos, supongo.

Se sorprenden de ver en la silla frontal al mismo Damian Desmond, por primera vez en años, ya sin rasgo alguno de niñez, y junto a el, una acompañante de un cabello de curioso color rosa, vestidos de manera formal.

-Señor Desmond... no pensamos que vendría.

Dice uno de los accionistas bastante incomodo.

-Supongo que tantos años asistiendo al colegio Eden les hicieron pensar que no vendría a reclamar el puesto.

-Yo no sé porque dice eso.

Musito otro hombre con una sonrisa incomoda.

-Suficientes farsas, vamos a lo que realmente interesa, tomen asiento.

Anya pasa a su lado, dispuesta a darle una palmada para calmarlo. Aunque esa no es la idea principal por la cual la trajo, sino más bien, para leer la mente de esos ejecutivos, y con un código de señas que ya habían practicado (ella lo aprendió emocionada, diciendo que sería como en Spy Wars) para jugar las cartas a su favor.

-Creo que... se le ha informado de algo.

-Sorprendería si aun se esforzaran en ocultarlo.

-No creo que después de que le propongamos este negocio lo considere. Le está haciendo perder mucho dinero, y así podría estar disfrutando el tiempo con su... acompañante.

Al ver como ese ejecutivo se refiere a Anya de esa forma, Damian decide dejar claro un par de cosas.

-A ver: número 1, se va a referir a ella como una dama, no como si fuera una prostituta o algo así Y número 2, estoy aquí para defender los negocios que he recibido como herencia de varios... carroñeros. ¿Entendido?

Anya le sonríe discretamente, mientras posa su mano en la pierna de Damian por debajo de la mesa.

-Señor Desmond... tan solo piense un momento tener un muy valioso terreno sin ocupar, como el de la mansión, es una tontería.

-Así es, si usted escuchara sus opciones, podría ganar millones sin hacer absolutamente nada...

Empiezan a hablar del maravilloso negocio que sin duda sería la construcción del nuevo centro comercial, en la que estarían las tiendas más caras y reconocidas del país, incluyendo el diseño del mejor arquitecto de Ostania.

Damian aprieta sus manos a cada palabra que decían, aquello no le importaba ni lo más mínimo.

-Si usted firma, se le dará un 10% de las ganancias anuales.

No le hacen falta hacer cálculos a Damian para saber que ese monto sería mas bien simbólico e infructífero,

Pero evita pensar muy a fondo, para no tener a una Anya desangrándose con tanto pensamiento.

Si de por si, ya está haciendo un esfuerzo al estar allí.

-¿10% por regalarles un territorio de 5 hectáreas? No gracias.

-Señor Desmond, es un terreno desperdiciado.

-Al menos así ganará dinero por el tiempo que pase.

Siguen y siguen insistiendo, hasta que decide cortar sus intentos vanos, más que nada por la salud de su amada:

-No me interesa su negocio. No es una prioridad personal.

En eso, responde el accionista más viejo:

-¿No entiende de negocios? ¿O es que acaso la "dama" lo maneja como quiere?

Una familia de verdadWhere stories live. Discover now