—¡Akutagawa! — Gritó Atsushi quien también se enfrentaba a un ser bastante parecido, pero en vez de ramas como extreminades estas eran tentáculos.

Era casi imposible llegar hasta el sonañor pues una muralla hecha de criaturas estaban esperando su turno.

—Denme las gracias niños, si quisiera podría mandar a todos mis amigos contra ustedes, pero quiero divertirme un poco, tenemos toda la noche para las pesadillas— Dijo divertido mientras jugaba con su reloj de bolsillo.

—¿Verdad que es divertido? — Preguntó feliz hacia una bestia alada y de piel escamosa.

Esta bestia chilló en respuesta.

Atsushi se libro rápido del ese ser quién se esfumó como polvo en ves de caer al suelo, asombrando al mismísimo Alfred.

—¡Imposible!...

—¡Deberías saberlo, bastardo! — Aquella voz áspera llamó la atención de Atsushi y del soñador.

Akutagawa tenía parte de su armadura rota cerca a sus caderas, ya que había usado a Rashoumon para impulsarse de aquella trampa y corto a la criatura en miles de pedazos. Atsushi no podía quitarle los ojos de encima al pálido.

—¡Akutagawa!

—¡No me des órdenes, Jinko! — Rugió Akutagawa, ya que sabía perfectamente lo que tenia que hacer.

No era la primera vez que estaba en un enfrentamiento teniendo como compañero al tigre blanco, era como si ambos hablaran por telepatía.

El pálido estuvo firme manteniendo el equilibrio se vio como segundos después la armadura desapareció y en su lugar decenas de telas negras brotaron de la espalda del pálido. Estás perforaron el suelo agrietandolo para luego brotar de este como árboles frondosos.

—Vaya qué formidable habilidad— Admiró el soñador,  esquivando rápidamente una de estas telas mortales.

Se escucharon los chillantes gritos  de aquellos seres, estos te perforaban en tímpano a tal punto de hacerlos sangrar, ya que la tela demoníaca se tenía capturado a todos los monstruos creador por el soñador.

Como si se tratasen de una vil trampa para osos Rashoumon mordía a las criaturas, mientras que el tigre blanco a una velocidad descomunal acababa con ellos en unos pocos segundos. Las grandes y relucientes garras del del tigre extinguieron a los monstruo creados por el soñador.

Rashoumon regreso a su portador quien tenía el cuerpo casi al límite, era él quien más había sufrido daños físicos en la pelea, ya que el tigre podría regenerarse. Entre costillas rotas, fracturas, contusiones, perforaciones en la piel y sobre todo el chillante sonido palpitante en su tímpano.

—¡Vaya qué gran dúo! — Admiró con evidente sarcasmo el soñador.

Él estaba confiado el sol aún no se anunciaba como un nuevo día, Fiódor lo había advertido acerca de la singularidad entre las habilidades del tigre lunar y la bestia negra, es por eso que Alfred tenía un as bajo la manga una configuración más de su habilidad, la nigromancia de las pesadillas.

Un acto bastante simple solo necesitaba cadáveres.

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Calmaré tus pesadillas (Shin Soukoku) Where stories live. Discover now