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Seis días después

—Pero Jungkook, estoy bien para trabajar y mañana regreso a Dublín. No es que esté al otro lado del mundo —Rose no pudo evitar que la voz le temblara.

—Sí, claro, y yo acabo de ver un cerdo volando. Siéntate en ese taburete antes de que te caigas. No vas a trabajar en tu última noche aquí. Te he prometido el sueldo de dos semanas y aún te debemos las propinas —le dijo el guapo hombre mientras le servía una copa de brandy—. Toma. Ayer, en el funeral, parecía como si fueras a caerte redonda.

Rose se dio por vencida y se sentó en el alto taburete. Lo que la rodeaba era un lugar oscuro, cálido y familiar, que había sido su hogar durante los últimos años. La emoción la embargó ante las atenciones de su viejo amigo.

—Gracias, Jungkook. Y gracias por venir conmigo ayer. No creo que pudiera haberlo hecho sola. Significó mucho para mí que Jennie, Taehyung y tú estuvieran allí.

El se acercó y le agarró la mano.

—Cielo, de ningún modo habríamos dejado que pasaras por eso tú sola. Chanyeol ya se ha ido. Se acabó. Y ese accidente no fue culpa tuya, así que no quiero volver a oír una palabra al respecto. Es un milagro que no te arrastrara con él. Sabes muy bien que era cuestión de tiempo que sucediera algo.

«Sí, pero podría haber intentado detenerlos... proteger a Somi...». Esas palabras resonaban en la cabeza de Rose. Las palabras de Jungkook pretendían reconfortarla, pero no hacían sino remover las amargas emociones que siempre estaban presentes; el terrible sentimiento de culpabilidad por no haber logrado evitar que Chanyeol no condujera esa noche. Se había subido en el coche con ellos porque estaba sobria y quería asegurarse de que no cometían ningún descuido...

Pero Jungkook no necesitaba saberlo.

Rose le sonrió, intentando hacerle creer que se encontraba bien.

—Lo sé.

—¿Lo ves? Esa es mi chica. Ahora, bébete eso y te sentirás mucho mejor.

Rose hizo lo que le dijo, arrugando la nariz mientras el líquido le quemaba la garganta. Sintió el efecto de inmediato, cálido y relajante. Movida por un impulso, se inclinó sobre la barra y llevó a Jungkook hacia sí, para besarlo en los labios y abrazarlo. Significaba mucho para ella y no podía imaginar lo vacía y desesperada que sería su vida sin tenerlo como amigo.

El la abrazó con fuerza antes de apartarse y besarla en la frente.

—Parece que los primeros clientes están llegando.

Rose se giró para mirar atrás y vio una figura alta a través de la franja que quedaba entre las gruesas cortinas que separaban la barra VIP del resto del club. Por alguna razón que desconocía la recorrió un escalofrío, aunque no le dio importancia y se volvió para mirar a Jungkook. Decidió que se marcharía enseguida. Tenía poco equipaje que hacer para volver a casa, a Dublín, pero gracias a ello estaría lista cuando, por la mañana, llegara el abogado para tomar posesión de las llaves del apartamento. De pronto la idea de regresar a ese enorme y vacío piso sin alma la atemorizó al recordar la visita que había recibido allí mismo la noche anterior, tras el funeral.

Chanyeol, su hermano, la había dejado únicamente con la ropa que llevaba encima. Desde que sus padres murieron y él se había hecho cargo de su hermana de dieciséis años, no había dejado de dejar constancia de que lo enfurecía esa obligación fraternal que le habían impuesto. Pero pronto se había aprovechado de la presencia de Rose, al verla como una asistenta del hogar interna. Ella no se había esperado nada más, pero había sido un gran impacto descubrir que su hermano no sólo tenía unas deudas astronómicas, sino que...

Rechazo (Chaelisa G!P) PAUSADAWhere stories live. Discover now