18. [Los abuelos Riggs]

Start from the beginning
                                    

— Pasen por favor — Ofreció mi abuela y Hernán me entregó mi bolso con la  ropa.

— Me quedaré hasta el domingo — Dije — Pero Hernán tiene que volver, tiene que resolver unos asuntos de trabajo.

— Antes de irte ¿No quieres tomar café o algo? 

— No Mandy, le agradezco de verdad pero quiero llegar antes de la madrugada. — Hernán me miró — Te quiero cariño, cuídate y nos vemos el domingo — Este se acercó a mi lado y besó mis labios.

— ¿Estás seguro que no quieres nada? — Volvió a preguntar mi abuela.

— No. — Dijo, me volvió a abrazar y se disculpó con mis abuelos, Hernán caminó hacia el auto y se fue.

— Veo muchas mejoras en la granja, en la entrada hay una gran placa con el nombre de la granja.

— Sí, Hernán nos ayudó a buscar un cerrajero que la formó en hierro, nos representa tanto como propiedad.

— Lo sé, la casa se ve más limpia y cambiaron todas las puertas.

— Y los cerrojos — Dijo mi abuelo — Las puertas no cerraban bien.

— Es increíble el cambio en tan poco tiempo.

— Mañana verás todo lo que hicimos, te acompañaré con el capataz, es un hombre muy amable.

— Me alegra que los trate bien ¿No ha intentado hacer negocios ilícitos? ¿Es honrado con los ingresos de la granja?

— Sí cariño, es honrado y siempre nos pregunta antes de hacer algo.

— No hay que confiar tanto en la gente ajena, cuando me divorcie de Hernán, me vendré a vivir de nuevo aquí, con ustedes.

— Cariño, el matrimonio te ha hecho bien, estás continuando con tus estudios y si...

— Lo sé abuelo, pero creo que nunca amaré a Hernán como mi marido.

— Ya déjala Gilberto, no puede estar ataca a un hombre que no quiere, una vez se acaben todas nuestras deudas, eres libre de empezar tu vida con quien quieras.

« ¿Y con mi hijastro? »

« ¿Podría salir con Atlas? »

— No hablemos más de matrimonios, tu abuela hizo carne con chile, le queda deliciosa así que a disfrutar la comida casera — Asentí porque tenía bastante tiempo de no comer algo casero de mi abuela, así que dejamos el tema de Hernán por terminado y mientras cenamos, hablamos de la granja y lo mucho que me sorprendería al día siguiente.

« Habían hecho muchos cambios »

« Estaba ansiosa por verlos »


(...........)


El canto de los pájaros llegó con los rayos del sol, empecé mi día a las seis de la mañana, mi abuela ya tenía el café servido, hizo tortillas a mano y me dió con huevo casero.

« Una delicia de desayuno »

Yo me había vestido con un jeans y una camiseta de manga larga, el sol estaba muy fuerte y sabía que me podía quemar.

— Termina de comer Adeline, el día de hoy verás a nuestra granja en sus mejores tiempos, así fue en el pasado. — Asentí, mi abuelo hablaba con tanta felicidad y eso de verdad me hacía sentir mucho mejor.

Sabía que el esfuerzo que hacía valía la pena porque ellos estaban felices, estaban bien y  aunque vivir con Hernán no era un infierno, tener a Atlas a mi lado y ser víctima de sus cambios de humor tan repentinos, era difícil para mí.

Entre dos placeres © Where stories live. Discover now