Capítulo 23

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No tenía ganas de levantarse.

«Otro día más sin saber que voy a hacer con mi vida» se dijo Johnny dando vueltas por la cama con frustración. Era como estar dentro de una bomba de tiempo que pronto iba a explotar, no tenía la más mínima idea sobre como resolver los desastres en los que se había metido.

—Primero, voy a desayunar. —murmuró, sobándose los ojos con sueño.

Tenía hambre.

«Mis problemas no sé irán a ningún lado, en cambio mi papá si se puede acabar la alacena» se dijo a sí mismo, dándose ánimos para levantarse de la cama.

Sin embargo, el timbre de su móvil sonó sin previo aviso.

"Entrenador"

Johnny arrugó el entrecejo con extrañeza al ver quién era el que lo estaba llamando y cogió el móvil con cuidado al lado de su almohada. Por un instante, no supo si descolgar al pensar que se estaban equivocando de persona.

Su querido y temido entrenador lo había sacado del equipo cuando perdió su beca.

—¿Aló...? —contestó, conteniendo un bostezo.

—¡Mocoso del demonio! ¿dónde carajos estás? —vociferó la voz grave de su instructor—. ¡El calentamiento ha comenzado hace quince minutos y no te veo en la cancha! ¡Apura ese trasero inútil y ven ahora mismo, Rogers!

Johnny se alejó de la bocina, mucho más confundido que antes.

«¿Qué está diciendo?» se dijo.

—Ah y trae tu camiseta de delantero central. —continuó el hombre a través de la línea—. ¡Estarás de titular y punto! ¡No quiero más reproches, así que haz lo que te digo! ¡El próximo partido será en dos semanas!

—En-Entrenador... —dudó Johnny en voz baja, intentando no molestar aún más al hombre—. ¿Está hablando en serio? Soy Johnatan Rogers, usted me sacó porque-...

—¡Ya sé lo que te dije, niño! —cortó el hombre sin titubeos—. Ahora la situación es diferente y no me hagas repetir dos veces las cosas. ¡Quiero verte en el campus en menos de quince minutos o tendrás que correr cincuenta vueltas por la cancha!

Johnny palideció y aceptó, cortando la llamada con rapidez.

«Mierda, no sé que está pasando» se dijo, levantándose de un salto de la cama y poniéndose lo primero que encontraba a la mano. No iba a buscar más razones sobre las palabras de su entrenador.

Simplemente, le haría caso.

—Rayos, mi buzón de mensajes está repleto. —dijo en voz alta, cogiendo una casaca deportiva antes de salir de su habitación.

Intentó leer lo más reciente aunque no entendía nada por la pantalla rota mientras bajaba por las escaleras con apuro.

—¿Johnny? —llamó la voz de su papá en la cocina—. ¿Vas a salir?

—¡Sí, iré a la universidad! —respondió Johnny acomodándose las zapatillas en el umbral de la entrada.

Tendría que correr si quería llegar en menos de quince minutos.

«Ir en bus sería una total pérdida de tiempo» se dijo, mentalizado en correr unas cuantas calles hasta llegar al campus. No era nada del otro mundo, su cuerpo había sido entrenado para ser un deportista en óptimas condiciones.

—¿Por fin, irás a tus clases? —preguntó Steve acercándose con un jugo en las manos—. Estaba comenzando a sospechar que habías jalado algunos cursos por eso no estabas yendo. 

With You FatherWhere stories live. Discover now