☁︎ Acto II

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Seungmin creía que las personas eran como globos. Nacían sin forma, sin personalidad, tradiciones, ni pensamientos, luego alguien los llenaba de aire, los llenaba de costumbres y conocimientos, pero finalmente, mientras más tiempo pasaban siendo inflados, llegaban a un tope de vida y entonces estallaban.

Había globos que no terminaban de inflarse e igual se reventaban, quizá ese era el caso de su padre, porque su madre decía que se había ido muy pronto, muy joven. No hubo día que no llorara, día en el que no comiera, día en el que no durmiera. Seungmin comenzó a preocuparse por su salud, pensó que ella también moriría. Fue así hasta que recibió esa llamada proveniente del orfanato, al cual su padre solía ayudar económicamente. El rostro de su madre se iluminó ante una propuesta y aceptó gustosa ser de ayuda.

— Es algo que tu padre hubiera hecho — indicó con seguridad. Terminó su plato de sopa y le sonrió a su hijo como Seungmin jamás pensó que lo volvería a hacer. — Cuatro de ellos tienen tu edad. ¿No te gustaría hacer amigos por primera vez, cariño?

— Me gustaría asegurarme de que no destruyan la casa primero. — su madre volvió a sonreír animada. — Padre siempre fue exigente con los modales en la mesa. Si alguno de ellos no cumple, ¿qué hará? Esta mansión es lo último que me queda de él. Es su único legado.

— Estarás encargado de educarlos en ese caso. Son chicos grandes, a excepción del pequeño de seis años. — en ese momento una fugaz expresión entristecida se asomó por su rostro, pero de inmediato tomó color — La señora Min sólo enviará a los mayores que compartían habitación, porque los otros de ese pabellón serán trasladados a otros lugares de acogida.

— Dijo que fue un incendio, ¿verdad? Y sólo su pabellón fue destruido hasta los cimientos.

— Comenzó en su habitación, Seungmin. — la mujer dejó su cuchara sobre la mesa y suspiró — Al parecer dejaron una vela encendida y esta se cayó. Fue muy trágico para unos niños que ya no tienen nada. Sí lo entiendes, ¿verdad? Que nos necesitan. A los dos.

Seungmin aspiró profundamente cuando su mamá tomó una de sus manos y lo miró con esos ojos entristecidos que rogaban por su apoyo.

— Entiendo. — dijo Seungmin condescendiente. — Me voy a encargar de que no rompan nada valioso en esta mansión. Y tendrán prohibido entrar a mi habitación. Además, no voy a socializar como lo espera, madre. Tengo asuntos que resolver. Esas son mis condiciones.

— Trato hecho. — la mujer no vio ningún problema, se levantó con su plato vacío en mano y se dirigió a la cocina. — Sabía que podía contar contigo. — le sonrió una vez más y agregó — Eres mi hijo deseado, Seungmin.

Cuando Seungmin hablaba de cosas valiosas, se refería a aquellas pertenencias de su padre, pero sobretodo de aquella caja musical que él le dejó en su lecho de muerte

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Cuando Seungmin hablaba de cosas valiosas, se refería a aquellas pertenencias de su padre, pero sobretodo de aquella caja musical que él le dejó en su lecho de muerte.

La Mansión de los Deseos: 𝘎𝘭𝘰𝘣𝘰𝘴 [HYUNMIN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora