Era como un infierno.

«Sin contar el aroma rancio por el aceite y la comida barata» pensó Howard, dándole un pequeño sorbo a la bebida en lata que había pedido. ¿Hace cuánto tiempo no probaba una? No podía recordarlo.

—...por eso, no pude volver a la universidad. —siguió contando Johnny con concentración—. Encima, mi celular está averiado y no puedo contestar las llamadas de mis compañeros.

—¿No puedes comprarte otro? —preguntó sin mucho interés.

Johnny negó dramáticamente y le dió un gran mordisco a su hamburguesa.

«Es la cuarta que ha pedido» se dijo Howard alzando una ceja, viendo cómo aquel rubio devoraba su comida y parecía disfrutarlo como si estuviera en algún restaurante con dos estrellas Michelin.

Increíble.

—Ese es otro problema que tengo. —volvió a contar Johnny, terminando su hamburguesa—. Acabo de pagar la fianza por el problema que me metí antes, me falta pagar el depósito de mi motocicleta y lo más importante, conseguir como pagar la universidad sin que mi papá se enteré que perdí la beca.

Howard miró su reloj de reojo.

—Tu vida es un desastre. —se limitó a decir.

«Ha estado hablando de sus problemas por más de una hora» pensó, sonriendo de lado. ¿Acaso, se veía como un psicólogo para que le cuente todas sus desgracias? Sin embargo, lo que más le sorprendió es que no lo había mandado al carajo en todo ese tiempo.

Era tan intrigante.

—Espera, dame un momento. —avisó Johnny intentando pararse—. Voy a pedir otra hamburguesa.

Howard lo detuvó con una mano.

—Toma la mía. —dijo ofreciendo su comida intacta que no se había atrevido a probar por temor a una intoxicación—. Se ve que te gustan, niño.

Johnny miró la mano que tocaba su brazo y tragó grueso sin poder ocultar su nerviosismo ante un pequeño toque.

—Pero, tú no has comido nada. —murmuró volviendo a sentarse.

—Creo que disfrutó más el verte comer. —contestó Howard con una sonrisa ladina al ver el sonrojo en las mejillas del rubio—. Eres como un cachorro con un gran apetito. Tan lindo.

—Ah... Hmm, sí.

«Aunque, serías un cachorro grande y muy bien dotado» pensó Howard mirando como Johnny cogía la hamburguesa y se veía tan pequeña en sus enormes manos.

Sus dedos eran largos y se podían ver cómo las venas sobresalían hasta sus brazos como si estuvieran a punto de explotar. Era bastante obvio que hacía ejercicio y no pudo evitar imaginar cómo sería estar debajo de esas manos, sometiéndolo con fuerza.

Seguramente, las marcas de los dedos quedarían impregnadas en su piel.

O eso le gustaría.

—...no es mucho, pero estaríamos a mano, ¿no? —dijo Johnny ajeno a sus pensamientos—. Cómo unas disculpas por los daños ocasionados con su auto.

—¿Eh?

—La cena a cambio por el error que cometí. —continuó Johnny notablemente nervioso, desviando la mirada con una ligera culpa en la voz—. Ya no quiero más problemas y sería genial si está salida pueda saldar ese problema.

Howard alzó una ceja.

«¿Este mocoso de mierda no quiere volver a verme? ¿Eso es lo que quiere decir entre líneas?» pensó, resoplando con diversión e incredulidad.

With You FatherWhere stories live. Discover now